TE QUIERO SOLO A TÍ

CAPÍTULO 38: ¡QUÉ RÁPIDO TE CONSUELAS!

POV KATHERINE

Llego hasta el edificio de SIP, para intentar hablar con Ana. Todo el peso por no decirle la verdad a mi amiga desde el principio lo estoy sintiendo en mi espalda. Con Elliot ya lo he aclarado todo, pero Ana es mi mejor amiga, debo hablar con ella.

Tengo un horrible remordimiento, y para colmo; ayer por la tarde terminé llorando a mares junto al idiota de Christian.

Ahora estoy de vuelta en SIP. Esta vez vine a la hora de la comida. Solo deseo que me escuche.

-Buenas tardes, he venido a ver a Anastasia Steele- le digo a la chica que está detrás del mostrador en recepción.

-Buenas tardes ¿Tiene cita con ella?- Joder, no pensé en eso.

Si me anuncio lo más probable es que Ana no quiera recibirme. ¿Qué le digo?

La chica de recepción me mira impaciente y yo como tonta pensando en que responder. Me voy a acercar a la verdad.

-No, pero soy una amiga muy cercana de Ana. ¿Cree que pueda pasar?- le pregunto haciendo uso de mi mirada de cachorrito. 
-Me dice su nombre, por favor- me dice la recepcionista y por cómo me mira, creo que ya está funcionando mi técnica de persuasión.
-Katherine...- Veo que mi amiga viene hacia aquí, así que me acerco de inmediato a ella.

Le doy rápidamente las gracias a la recepcionista y me detengo frente a Ana.

Nunca se había visto tan sofisticada y guapa; pero la conozco. Estar vestida así no es lo suyo. Preferiría unos jeans o incluso leggins. O también su estilo "bohemio elegante" que solo ella lograba.

-¿Qué haces tu aquí?- Me habla aún enojada.

Se me cae el alma a los pies. Esto no depara nada bueno.

- Ana... dejame que te explique todo, por favor- le suplico.

Ni siquiera me saluda.

-¿Tu súplicando? ¿Es año bisiesto? Ah no... hay una cámara escondida ¿Verdad?- Responde burlona y mira los alrededores.
-Sé que estás furiosa conmigo...
-No estoy furiosa contigo. Estoy dolida- pero eso tampoco ayuda.
-Lo siento mucho. Dejame explicarte como sucedieron las cosas, por favor. Solo te pido que me escuches y luego te dejaré en paz.

Se queda pensando un momento.

-Esta bien, te escucho. Iremos a una cafetería que está cerca de aqui- accede y camina con sus hermosos Manolo Blahnik.
-¡Gracias!- respondo y voy tras ella.
-Solo te escucharé porque ya no quiero que tu, o cualquier otro que decía ser mi amigo me joda- siento como si me hubiese dado una patada en el estomago.

Ella pasa por mi lado.

-Claire saldré un momento no me tardo. Si viene el señor Grey o alguno de sus hermanos y piden hablar conmigo dile que no los voy a recibir.

Ella nos odia.

Llegamos hasta la cafetería, caminamos dos calles. Estoy sorprendida: ella no soportaba ni dos minutos unos zapatos tan altos; y llegamos aquí sin que tropezara o se torciera los pies.
Ana pide un té y yo un café.

-Te escucho, Katherine Kavannagh- su voz es fría al igual que su mirada.

¿Katherine? ¿Ahora soy Katherine?

-Sé lo mal que hice al no decirte la verdad y no te imaginas cuanto me arrepiento...- mejor no andar con rodeos, -no sé que estaba pensando cuando accedí que Christian viviera con nosotras.
-Estabas pensando en tu bienestar y no te importó vender nuestra amistad. Claro si es que alguna vez existió- responde dejándome helada.
-No digas eso, por favor, eres la hermana que siempre quise tener- estoy tratando de no llorar.
-¿Enserio? ¿Entonces porque era como tu hermana me ocultaste quien era ese bastardo? No Jodas Katherine, nunca te importé... y te entiendo, ¿sabes? Tú, una chica guapa, con muchos pretendientes a tu alrededor, siempre elegante, siempre llamando la atención y yo... una simple muchacha a la que sus "novios" le vieron la cara de estúpida por distraída... no hay punto de comparación. Seguramente me ofreciste tu amistad por pena.
-¡¡No digas eso!! Tú eres una chica preciosa, generosa, amable, dulce, preocupada, inteligente. Eres una gran mujer Ana. Y eres una gran amiga. La única que tengo.
-Una mujer a las que todos le mienten.
-No. Yo... Perdóname. Nunca me imaginé que Christian llegara tan lejos, mi objetivo era joderle la existencia y hacerlo huir de nuestra casa, pero todo lo que hacía a él le valía una mierda, él soportaba todos mis desplantes y mis groserías... cuando fui honesta contigo, tu no me creiste y te fuiste con él.