Tom Hiddleston y la tristeza

The Hurting/ The Healing/ The Loving

A Elisa T

Recuerdo que nos dijimos que el abismo hace a las personas
justo antes de que cada quien tomara su avión.

Mi abismo inicia cuando cierro los ojos y al abrirlos no son lágrimas lo que despido.

Tardaría años en preguntarte cuál era el tuyo
y en saber que yo no era la causa
y que tu corazón era Londres sumido en una misma estación.

Recuerdo que nos dijimos que el abismo hace a las personas
pero en ese momento no sabía que hay abismos que te salvan.

***

Sanar aún suena tan lejano
que prefiero la nostalgia antes de la esperanza.

Incluso no sé lo que duele
—es como preguntarle al cielo qué nube no puede llover—
y siempre invento una excusa
donde estás tú como una nota al pie que nunca voy a leer.

Y pienso: si ahora recuerdo lo feliz que era puede que en este presente o en otra mañana
haya una luz,
una promesa,
un nuevo azul
que adore sin darme cuenta hasta el momento en que se despida sin avisar
—como todo lo anexado a la vida,
como todo lo que me borra la sonrisa
justo antes de olvidar—.

La humanidad no es más que una gran coleccionista de nostalgias a futuro.

***
¿Lo sabes tú, Tom?
¿Sabes qué es lo que se ama después de tantas tormentas?
¿Se ama el arcoíris o lo que ha llovido?
Diría que se ama la batalla en la que te has convertido, pero si no hay nadie con quien compartir la victoria o la derrota,
¿vale la pena seguir?

Le pregunto a la lluvia quién escribirá su historia.
—No será el cielo que le lloró;
será el pintor,
el poeta,
el escultor—.
En mi caso,
deseo poner mi lucha en tus manos, mis versos en tu espalda,
mis besos en tus clavículas,
mis lágrimas en tus labios.

Quiero ser el drama de tus tormentas,
la catarsis de un actor desesperado porque el arte ya no le da sentido,
el generador de un suspiro perdido que vaya a parar a mi piel desnuda
—un suspiro que se te escape incluso por los ojos, amor—.

Quiero ser el recuerdo de un titán.