~ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 74 ~

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                                                            ℕ𝕆 ℍ𝔸ℂ𝔼ℝ 𝔻𝔸Ñ𝕆.


Había un silencio de muerte, Jungkook se permitió usar esa palabras para describirlo, diez minutos después cuando estaban tendidos en la cama uno a cada lado. El único sonido que se podía escuchar eran sus respiraciones, aun pesadas y aturdidas por lo que acaban de hacer.

Todo tipo de pensamientos estaban corriendo por la cabeza de Jungkook pero se detuvieron cuando Taehyung habló.

— Vente conmigo.—Jungkook se sentó a pesar de sus músculos entumecidos con la mirada fija en él.

— ¿Qué?— susurró, esperando haber escuchado mal. Taehyung  se apoyo sobre sus codos. Estaba demasiado serio y había un indicio de desesperación en sus ojos.  

— Vente conmigo —repitió — Escapemos.

***

Jungkook estaba recostado en su cama mirando al techo. Sus padres por fin se habían calmado después de varias horas de gritos y peleas. Había un aire tenso que rodeaba la casa, una falsa sensación de calma. Hacía que se le pusiera la piel de gallina, pero al menos el silencio significaba que por fin podría dormir.

Hacía más frió que de costumbre, pero Jungkook no pudo encontrar energías para taparse con el cobertor. No le quedaba nada de energía, pensó, sus ojos miraban una mancha amarilla extendiéndose sobre la pintura. Se había alejado demasiado de Eun ji después de gritarla, por lo que podía olvidarse de llamarla, y su familia... ¿alguna vez la había tenido? No en el tiempo que podía recordar de todos modos. Desde que podía recordar, nunca la tuvo.

Eun ji se había comportado extraña desde aquella noche y Jungkook la evitaba lo más que podía. Ella trataba de ser amable, lo llamaba y trataba de acercarse a él, pero ni siquiera podía mirarla sin ver a su madre reflejada en sus ojos. Todo estaba mal, todo se le estaba repitiendo y no iba a permitir que eso sucediera.

Dirigió una mirada hacia la lámpara que colgaba del techo, una maldita cosa fea que parecía que debía pertenecer a un almacén no a un dormitorio. Jungkook se levantó y se puso de puntitas sobre la cama, agarrando la lámpara y sacudiéndola con fuerza. Soportaba mucho peso. Se dejó caer de nuevo sobre la cama y pensó – jódete - Sólo jódete. No estaba ayudando a nadie, así que daba igual. ¿Cuál era el punto si ni siquiera podía sentir nada? Era indiferente. A todo. Nada lo desconcertaba últimamente, nada lo conmovía o importaba, especialmente después de lo que pasó con Eun ji. Cuando escuchaba a sus padres pelear lo único que podía pensar era, - desearía que terminaran para poder dormir.- Se estaba congelando, todo dentro de él se estaba volviendo frío y eso debería asustarlo pero no le importaba que eso pasara. Había pasado la etapa en que pensara que podría salvar a su madre. No podría detener a su padre, no sin que él lo detuviera a él. Y la única forma de asegurarse de no volver a lastimar a Eun ji era no verla. Ella lo superaría.

- Estoy en esto,- murmuró para sí mismo, saltando fuera de la cama, cruzó su habitación y abrió el armario. Buscó en su interior hasta que encontró una bufanda larga que había recibido de parte de su abuela antes de morir. Era horrible, nunca la abría usado incluso si su vida dependiera de ello. Irónico. Pensó con un bufido. Le frunció el ceño, miró hacia la lámpara y de nuevo a la bufanda.

¿Por qué demonios no hacerlo?

Se sentó en la cama y comenzó a atarla. Había encontrado como hacerlo en Internet. Había encontrado demasiadas cosas en Internet. También encontró como usar un arma, lo había buscado después de encontrar el revólver negro bajo el tablón suelto del suelo de la cocina. Por si acaso.

* 𝕆𝕦𝕥𝕣𝕚𝕘𝕙𝕥 𝔻𝕖𝕔𝕖𝕡𝕥𝕚𝕠𝕟 *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora