36. Get out!

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Si adivinan la canción, un premio :)

•••

—Despierta amor —murmuró Thomas sacudiéndome con desesperación.

—¿Uhm?

—Dyl, estás soñando. ¡Despierta!

Al parecer algo en mi cerebro logró entender la petición de mi novio, ya que unos segundos después estaba sentado en la cama con el corazón yendo a mil por segundo y respirando entrecortadamente. Volteé hacia la derecha buscando a Thomas y me encontré con unas orbes chocolates mirándome con preocupación.

—Tommy, ¿qué pasa? —Él no responde, tan solo me abraza fuertemente y se dedica a darme miles de besos en la cabeza y en la frente. No entendía que estaba ocurriendo, pero Thomas me estaba asustando—. ¡Thomas!

—Estabas teniendo una pesadilla —murmuró para después darme un corto pico en los labios—. Voy a traerte un vaso con agua para calmarnos. —Y en un santiamén salió por la puerta.

No tenía ningún recuerdo del sueño por más que tratara.

Tras prensarlo durante unos minutos, decidí ir a buscar al rubio en busca de explicaciones.
Definitivamente algo estaba pasando detrás de todo esto, Thomas se veía más raro de lo usual. Cada vez que tenía alguna pesadilla tan solo me llenaba de dulces caricias hasta que volvía a dormir, y en la mañana siguiente hablábamos de eso si yo quería.

Decidí quedarme fuera del alcance de la vista de Thomas y ver lo que él hacía desde la cocina. Estaba sentado en una de las sillas junto a la mesa, apoyado con los codos en esta y la cabeza escondida entre las manos.

«¿Qué carajos podría haber soñado para dejarlo así?»

Por más que trate una vez más de encontrar entre mis recuerdos ese condenado sueño, no pude. Ni si quiera una vaga memoria. ¿Pero que podía haber sido tan malo? La mayoría de mis pesadillas eran sobre mi madre o sobre mi padre, no tenían nada que ver con Thomas. Y al parecer no había llorado en esta, así que ni podía haber sido tan mala o dolorosa para afectar a mi novio de esa manera.

—Sé que estás ahí Dyl —suspiró.

—Tommy... —me acerque hacia él y me senté a su costado. Empecé a acariciar su cabello con tanta delicadeza como podía, parecía que si hacía un movimiento en falso Thomas se rompería a pedazos. Llevé una de mis manos a su mejilla y también dejé suaves caricias en esta—. ¿Bebé dime qué pasó?

Tommy cerró fuertemente los ojos; al ver esto junté nuestras frentes y luego ligue nuestros labios en un tierno beso.

—Nunca te digo en serio como me siento, porque no puedo encontrar las palabras para explicar mis sentimientos. No te puedo aseverar nada en este planeta, Dylan: si seguiré junto a ti mañana o si el mundo se acabará. Pero lo único que te puedo jurar sobre cualquier cosa, es que te amo con mi vida.

Desperté de golpe aún con las palabras de Thomas resonando en mi cabeza como un eco constante. Recordaba ese día como si fuera ayer: Fue unos pocos días antes que él viajara a Londres. Le rogué por semanas que me contara que había dicho en sueños para que se pusiera tan mal por eso, pero hasta la fecha no tenía ni la menor idea.

Miré a mi alrededor, no me había movido ni un centímetro desde que Isabella se fue, estaba sentado en la incómoda silla —ya que solo me pude echar con Thomas por unos minutos, se sentía muy raro abrazarlo sin que me respondiera—.

«Pero tampoco te respondió el abrazo en ese parque con Isabella, a pesar que le rogaste que lo hiciera» recordó una pequeña voz en mi cabeza.

—¿Dylan? —entró la mamá de Thomas completamente preocupada por la puerta. Se veía terrible: su cabello despeinado, su maleta y bolsas en mano, ojeras gigantes bajo los ojos. No había podido venir antes ya que se encontraba en Londres y como el clima estaba de lo peor, no pudo tomar un avión hasta ayer. Al ver a su hijo en tal estado, se le cayeron todo lo que tenía en las manos, al piso—. Tommy.

Se acercó lentamente hacia él y trató de arreglar sus despeinados mechones rubios que cubrían su rostro.

—Hola —susurré tratando de no incomodar a la mujer pero a la vez siendo educado.

—Dylan... él lo siente tanto.

—¿Ah?

—Me habló sobre lo que ocurrió entre ustedes, ¿sabes? Estaba simplemente mal. No sabia que más hacer para arreglarlo. Te extrañaba como nadie a nada, y lo peor de todo es que pensaba que lo detestabas. Eso era lógico... yo también lo pensaba: ¿quién no odiaría a alguien que le hizo tanto daño? —hizo una pausa—. Ahora me doy cuenta que no, que a pesar de todo estás aquí apoyándolo cuando más te necesita. En cambio a que estés aquí para tratar de matarlo mientras puedes —sonrió burlonamente—. Pero eso no es cierto... ¿verdad?

Lamí mis labios lentamente, tratando de procesar lo que mi antigua suegra había dicho. No podía creer que Thomas le hubiese hablado de lo ocurrido hasta a su propia madre.

—¿Qué le dijo sobre mí? —pregunté tratando de no prefer demasiado entrometido, pero no encontraba otras palabras para fomentar mi pregunta donde sonará más "cordial" y me estaba desesperando por saber.

—No específico, tan solo mencionó que te hirió cuando había prometido no hacerlo. Lo siento tanto, Dylan. Pero a pesar que no creas lo que estoy a punto de decirte: él te ama.

Pensando más de lo necesario en las palabras, llegué a la conclusión de que era cierto; Thomas me amaba. Examinando con detalle cada uno de los recuerdos y memorias que tenía con Sangster —cosa que había hecho durante los últimos cuatro días—, había llegado a la conclusión de que ese día en el parque fue una reverenda mentira, que en serio me amaba y que había dicho una falsedad para evitar que Isabella me haga más daño. O al menos eso quería creer.

—Aunque no la parezca, si creo posible que me ame.

Asintió con la cabeza lentamente, luego volteó su mirada de su hijo hacia a mi. Abrió los ojos muy sorprendida y se acercó desesperada.

—¡Por Dios, niño! ¿Hace cuanto que no sales de acá?

—Uhm, desde que llegó —susurré.

—Dyl... ¿así es como él te llamaba? —Asentí con la cabeza—. Ven, tomemos un café y luego irás a tu casa a dormir.

—No...

—Dylan. Thomas no querría verte así

—Pero-

—Dylan —me miro muy directamente a los ojos y pude ver en ella a Thomas. Lo que tan solo hizo que quisiera quedarme aún más, pero algo dentro de mi me dijo que la mujer tenía razón, debía descansar, tomar una ducha, comer y si podía, dormir.

—No quiero que despierte sin que esté a su costado —hice un puchero. Probablemente estaba cansando a la señora.

—Dylan, cariño, por más que lo quiera con todo mi corazón, dudo mucho que mi Tommy despierte en las próximas veinticuatro horas.

—Eso nadie lo sabe —contradecí a la rubia.

—Me cansé —rodó los ojos—. ¡Dylan O'Brien si no sales de esta habitación en menos de diez segundos juro que llamaré a los guardias de seguridad y prohibiré tu ingreso a todo el hospital!

La miré paralizado, jamás la había visto tan furiosa diciendo algo tan tonto. Resultaba hasta cómico. Por primera vez en meses, sonreí sinceramente.

—¡¿Entendiste?!

Asentí con la cabeza y salí disparado por la puerta.

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Wuuuu, las actualizaciones volvieron.

—Ares.

In my blood [Dylmas AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora