Capítulo 42

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Tsuna, por un largo e incómodo momento, solo pudo limitarse a mirar la bazuca rosada echando humo y botando chispas. "Un día de estos voy a terminar castigando a Lambo por más de un mes, y esta vez no se va a limitar a quitarle todos sus dulces de uva, juegos, el teléfono y la televisión. Hibari-san estará más que feliz de tener un muñeco de prácticas al cual poder golpear diariamente...", por supuesto, tendría que esperar a que Lambo fuera un adolescente para realizar tales ideas, por ahora se conformaría con quitarle todos los dulces que encontrara.


¿Qué demonios le había hecho a la bazuca esta vez?, ¿dejarla caer y usarla de tabla de surfear?, ¿explotar un saco de bombas al lado de la pobre y desafortunada bazuca?, ¿mandarla a volar a un lugar y destino desconocidos por el hombre?, ¿usarla de tambor y sin querer darle más fuerte de lo esperado?, ¿dejarle caer algo pesado, como una bola de bolos, sin darse cuenta?, ¿usarlo de bate o escudo en contra de algún ataque enemigo?, ¿dejarlo caer de un edificio por accidente?


-... Tendré que llamar a los mecánicos... - "Otra vez", se lamentó una vez más.


Todas las situaciones antes planteadas habían ocurrido para él, pero eso no quería decir que no hubiera ocurrido algo diferente esta vez, a esa pobre bazuca siempre le pasaba algo nuevo y era difícil llevar los records. ¿Quién habría sido el genio en darle un arma así a un niño de solo 5 años?, no podía quitárselo ya que era de Lambo, y nadie quería hacerlo llorar, pero a veces todos los problemas que causaba con esa bazuca provocaban querer simplemente querer tomar esa bazuca rosa y encerrarla en una caja fuerte en una de las habitaciones más escondidas de la mansión y botar la clave y llave de la misma para que nadie fuera capaz de usar esa bazuca otra vez.


- ¿No vas a comer Tsuna-kun? – Pregunto Enma, asomándose desde la puerta con un trozo de pescado en la boca. – Se va a enfriar.


Suspirando profundamente, decidió no preguntar si alguien ya se había dado cuenta del problema y si lo sabían porque demonios no se lo habían informado. Llamaría para que vinieran a arreglarla más tarde, en ese momento solo quería desquitarse con algo... bueno, teníaSúper Smash Bros esperándolo para eso, así que...


- Voy. - ¿Cómo podía decirle que no al sushi?, si no se equivocaba era de parte de los Yamamoto.


Tantos años comiendo de ese sushi, sería bastante raro no reconocerlo ahora, o al menos esa era su opinión al respecto. "¿Qué demonios voy a hacer ahora con Dino-san?", eso era lo que verdaderamente lo tenía mal, porque no sabía por cuanto tiempo estaría el Dino del futuro atrapado en el presente, y francamente no tenía idea de que hacer o cómo actuar... no quería mostrar nada que pudiera hacer pensar o dudar a Dino mientras él estuviera aquí. No solo significarían menos problemas para él, y menos inconvenientes y miles de preguntas que no quería ni pensar, mucho menos responder, sino que también le ahorraría miles de problemas a largo plazo en ese tiempo (por no hablar del futuro si por casualidad terminaba allá gracias a Lambo o alguien más).


-... Me fui por como 5 minutos, ¿y ya casi no hay nada? – "Santo Cielo, ¿tanta hambre había?"


- Hay hambre en el penal. – La mayoría se encogió de hombros, era totalmente cierto. – El hambre hace maravillas, y esto esta delicioso.

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