La noche estaba maravillosa como siempre, con un cielo espectácular lleno de titilantes estrellas. La luna resplandeciente, hermosa como siempre. Miro a mi lado a mi guapo pelilargo que no hace nada más que tener sus penetrantes ojos grises enfocados en la carretera. Sonrío y pongo mi mano sobre su muslo. Noto que se tensa, sonríe un poco y yo suelto una pequeña risita burlona.
-Oh el señor Bartholy parece estar algo tenso. Necesita relajarse...
Subo mi mano por su muslo. Me fijo en sus manos, ahora aprietan el volante de su hermoso Mustang blanco. La detengo a la mitad de su muslo y le hago una leve caricia.
-Quizás necesite una sesión de masaje intenso señora Bartholy.
Habló arqueando una ceja. Subo mi mano un poco más y la llevo hasta su entrepiernas. Su pantalón ya tenía un enorme bulto, el cual parecía iba a explotar en cualquier momento. Automáticamente mi mano se apodera de su excitación. Lo escucho soltar un fuerte y ronco gruñido. Pisa el freno y detiene el vehículo justo en la entrada de los terrenos de la mansión. Me acerco a su oreja derecha y muerdo el lóbulo de esta.
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-Quiero que me hagas tuya toda la noche.
Susurro en su oído completamente excitada. La húmedad en mi sexo iba de continuo en aumento. Veo su pecho, esta totalmente agitado. Pero aun no habla. Me mira a la cara y luego mira mi curvilineo y no muy bien cubierto cuerpo con lujuria y relame sus labios. Un intenso calor invade todo mi ser, parecía como si estuviese en un horno. Tensa la mandíbula por varios segundos. Aparta su vista de mi y pisa el acelerador. Aparca el carro frente a la mansión. En un abrir y cerrar de ojos ya nos encontrabamos en nuestra habitación. De pies frente a mi, toma mi rostro entre sus manos y me besa con ardiente desespero. Con mis brazos rodeo su cuello. Gimo por la brusquedad con la que me besa. Sus gigantescas manos van directo a mis glúteos y los aprieta con mucha fuerza. Su boca desciende a mi cuello y lo besa con rabiosa pasión. Me estremezco, toda mi piel se eriza.
-¡Nicolae!
Digo su nombre en un gemido. Puedo sentir su frenética respiración sobre la piel de mi cuello y hombro izquierdo. Mi corazón esta tan acelerado que parece que va a saltar fuera de mi pecho en cualquier momento. En un movimiento vampirico me acorrala contra la pared. Su boca va beso a beso hacía mi escote. Sus manos viajan a mis caderas y todo mi cuerpo se arquea.
-Eres mía Charlie, solo mía. Te lo voy a recordar está noche y siempre.
Susurró en mi oído con su potente, ronca voz llena de deseo. Tiemblo ante lo que me dice. Su manera tan autoritaria de decirlo logra que mi cuerpo le obedezca. Me deshago de su camiseta de manga larga y botones. Como siempre, la elegancia en él nunca falta. Acaricio su musculosa y ancha espalda mientras se vuelve apoderar de mi boca. Su lengua se mueve de forma salvaje entrelazandose con la mía. Su saliva dulce veneno en el que me fundo. Sus manos se meten bajo mi corto vestido. Mis entrañas se retuercen en el ardor de un potente magma pasional, con el solo roce de sus dedos por mis muslos. Me toma por las caderas y en un brusco movimiento me pone de espalda hacía él, contra la pared.
