Capítulo XIII

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Arnold respiró profundamente cuando vio su maleta ser aceptada y enviada por la cinta de transporte. Sin poder evitarlo, regresó a ver a Gretel, con una sonrisa triunfal, pero la chica se encogió de hombros, aferrada a la mano de Lila. Aun así era una victoria para el chico. La noche anterior, la alemana se había metido con su maleta y la había desarmado exigiendo que desempacara toda su ropa y zapatos deportivos. Helga le había explicado que Gretel tenía la manía de vestir a las personas como deseaba cuando decidían vivir en su casa y un claro ejemplo era que Helga no estaba llevando ningún equipaje más que un pequeño bolso de mano con su laptop y un cuaderno. Después de todo, Ella tenía su propia ropa allá. Pero Arnold se había negado a dejarse manipular por la alemana y había vuelto a guardar sus convers, sus camisetas y jeans cómodos. Hasta había escondido la maleta y por fin estaba lejos de las garras de Gretel.

- Yo no diré nada, ella hizo mi equipaje. –apuntó Will.

- Igual yo. –se encogió de hombros Lila.

- Ustedes están bajo su influencia. –Arnold negó con fuerza- No soy un muñeco.

- Por ahora... -ronroneó la alemana cerca del rostro del chico, dirigiéndose hacia la aduana, mientras se estiraba con pereza- Dos horas antes por ser vuelo internacional....

- Además de siete horas de vuelo, con una escala en Ámsterdam por tres horas y otra hora hasta Berlín... -continuó Helga, observando su pasaje de avión- Por suerte el vuelo es en la tarde, podremos dormir cuando abordemos.

- Yo no creo poder dormir. –Lila sonrió ampliamente- Va a ser la primera vez que suba a un avión.

- Te aseguro que después de las primeras horas vas a agradecer que exista entretenimiento abordo y puedas ver películas o series... -susurró Helga, acostumbrada ya al viaje y lo tedioso que era estar tanto tiempo en un espacio tan pequeño.

Después de pasar los controles, llegaron al pequeño centro comercial interno del aeropuerto. Will, Arnold y Helga prefirieron quedarse esperando en la zona de abordaje después de dar un pequeño paseo, pero Lila y Gretel se quedaron en las variadas tiendas que enganchaba a turistas y locales por igual. Por unos minutos el silencio se acentuó entre los chicos hasta que Arnold comenzó a reír con fuerza, sin poder creerlo.

- ¿Qué...? –Helga enmarcó una ceja, extrañada.

Arnold animó a Will para que se acercara y poder enseñarle a los dos lo que mostraba su celular. Ahí se podía ver el célebre foro de la preparatoria, específicamente la sección para los chicos. En ese momento estaba en un tema sobre a qué belleza extrañarían más. El chico señaló un comentario anónimo y volvió a reír abiertamente.

"Definitivamente yo extrañaré a Helga Pataki de entre todas las novatas. Ella es como una Reina del Mal. Mi Ama con una lengua de látigo"

Lo más interesante era ver cuanta gente apoyaba el comentario. Will soltó una carcajada atronadora que llamó la atención de varias personas y Helga se apartó como si el celular fuese a comerla.

- ¿Qué demonios...?

- Ama –recalcó Arnold y luego negó- Y por sobre todo: Reina del Mal.

- Alguien ha leído demasiadas novelas BDSM. –susurró la rubia, con los ojos completamente abiertos.

- Lo siento, Pataki. –Will negó con fuerza- Pero va a ser difícil no imaginarte en corsé, botas de aguja y látigo. Todo en negro, sin ofender, novato.

- Imposible tomármelo a mal, ese comentario ya hizo que todos imaginaran a mi novia de esa manera ¿Qué puedo hacer? –el chico soltó una carcajada- Tal vez llamarla Ama. No puedo creerlo...

Cacería «Hey Arnold!»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora