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Ya habían pasado un par de horas desde que escuche el último sonido que provenía del otro lado de la puerta y la temperatura comenzaba a disminuir en este lugar, no sabía si soportaría todo lo que me llegase a pasar.

Justo en ese momento yo estaba lamentando no haber prestado atención en aquellas clases que nos daba en la preparatoria, acerca de lo que deberíamos o no hacer en este tipo de casos, y como evitar morir o al menos sobrevivir a lo que sea que nos este esperando, pero desgraciadamente y para mí mala suerte, fui demasiado testaruda y solo ignore todo.
No me di cuenta en qué momento me había quedado dormida, tan solo escuche que alguien había entrado a la habitación, eran 3 personas, entre ellas un hombre, su mirada era demasiado fría, transmitía mucho miedo.

~esta toda sucia, necesito que le den un baño y la arreglen como se debe~ 

-como usted desee- 

Aquellas mujeres, me tomaron de los brazos de una manera no muy amable y me llevaron hacia otro cuarto, tan solo que este se encontraba mucho más limpio que el anterior, me quitaron la poca ropa que llevaba puesta y trajeron consigo una manguera, se alejaron y me arrojaban agua desde la distancia.
¿Acaso no tenían sentimientos? ¿No tenía un poco de compasión por mi?  El agua estaba helada, pero claramente eso no les importo, ya que siguieron hasta que ellas creyeron que ya estaba limpia. 

Después de aquello simplemente me dieron un par de bragas. Y me colocaron un vestido, que para mi gusto. Era horrible, parecía una prostituta barata, de aquellas que se vendían por unos cuantos de centavos, y fue en ese momento en el que comprendí que yo sería una de esas mujeres que son juzgadas por toda la sociedad.

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Diario De Una VíctimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora