Pienso, luego existo.
Pienso, ¿existo?
¿Pienso? Existo.
¿Pienso que existo?
¿Existo porque pienso?Papá siempre me recordó la típica frase que le mencionaron en su clase de Historia del Arte en la universidad hasta el día en que abandonó este mundo, «Cogito Ergo Sum», y no fue hasta unos años después cuando comprendí el verdadero significado.
— Solo son letras al azar que te acabas de inventar —una criatura de 13 años podría lanzar cualquier comentario con tal de buscar tener la razón.
Papá solo reía mientras me observaba.
— No acabo de inventar toda una carrera universitaria con altos y bajos para convencerte de que mi punto es verídico.
— Y ahora me hablas con tus términos profesionales que aún no puedo entender... —Pucheros, ahí iba el pequeño Leb otra vez, con sus típicos pucheros.
Ambos soltamos una carcajada luego de encontrar nuestras miradas grisáceas por unos segundos, las discusiones de cartón que solíamos tener, siempre terminaban con un helado en el parque y con el sol apuntando a nuestros cabellos naranjas, haciendo un maravilloso contraste, al menos hasta que los rayos se ocultaran completamente tras las montañas que estaban a nuestro alrededor.
Silencio.
— ¿Qué haces?
En menos de un segundo sentí como mis ojos volvieron a su órbita habitual y lo que hace unos segundos estaba desenfocado para mi vista, ahora se veía con claridad.
— Estaba observando... pensando.
Papá sonreía, sonreía mucho, acostumbraba recibir a todos con una de sus infinitas y eternas sonrisas, pero nunca era la misma, siempre había una variable, a veces brillaban sus ojos, a veces salían pequeñas risas de sus cuerdas vocales, a veces pequeñas lágrimas, a veces solo se movían las comisuras de sus labios, otras veces solo hacía una mueca indescifrable, pero las sonrisas que me dedicaba a mi siempre eran extraña y únicamente especiales, tenían una esencia distinta, un significado peculiar para cualquier que fuera la situación en la que nos encontrábamos. Aunque a veces realmente no podía entender a que se refería.
Mis padres eran personas muy justas y realistas, me hicieron entender desde una temprana edad que no todo lo que deseo en la vida es para mi, no se puede forzar a el destino a que actúe a tu favor, puedes alterarlo y jugar a ser Dios, pero no puedes controlarlo para siempre, no puedes detener el paso del tiempo, no puedes cambiar la dirección de hacia donde vas.
Definitivamente, fui educado de una forma distinta a los otros chicos que he conocido, ¿has estirado muchísimo una soga hasta que esta sede y vuelve a su estado natural? ¿has buscado nuevos destinos y atajos que al final siempre te llevan a el mismo lugar?
A lo largo de mi vida he aprendido a crecer con varios signifcados de lo que el destino y la fortuna pueden llegar a ser y el papel que pueden tener en mi vida, para muchos, el destino es algo extra que nada más nos dirige a nuestro fin, la muerte... Pero para algunos, como yo, es uno de los elementos más importantes y vitales de nuestra insignificante vida... Oh, insignificante, mis padres siempre han odiado que me refiera a mi "importante" existencia de esa forma. Claro, mi existencia es vital para el resto de población mundial, justo ahora estoy respirando y, gracias a ello, 976 familias en Irlanda reciben un delicioso pan caliente sobre la mesa... Son tonterías.
Pienso, luego existo, ¿cómo puedo pensar si no existo?
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Cogito Ergo Sum
General Fiction¿Alguna vez te has preocupado por lo que está ocurriendo al otro lado del mundo? Mas allá de lo que ves en las noticias, justo en este momento alguien está sufriendo, alguien está teniendo el mejor momento de su vida, alguien explotó a carcajadas, a...