El pasar del tiempo se lleva consigo los recuerdos más preciados del alma.
Los hunde, el peso soportado hasta el día de hoy es inmenso.
El viento los revive, revive el fuego y arrastra las cenizas.
El cielo viste de grises. Mientras se desliza por mis mejillas el maquillaje que me puse esta mañana, mis ojos se tiñen de negro.
Ya es tarde, se esconde el sol. Solo me queda quitar las pequeñas cicatrices que quedaron en mi rostro. Dejar que sigan andando las agujas del reloj sin freno.
Coloco mi memoria bajo llave.
Mañana será un nuevo día.
Agostina Mangiaterra.