Televisión

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"El asesino en serie: Isaac Foster, ha sido visto merodeando las calles de [ciudad redactada] los últimos días. Evite adentrarse en callejones e ir solo a—" La televisión se apago de golpe.

— Llevamos viviendo 3 años aquí, ¿Es que todos son unos tontos o qué? – Zack lanzó el control de la televisión contra la pantalla.
— ¿Qué haremos ahora? Han habido patrullas todo el día rondando las calles, no podremos salir tan fácilmente. – Ray asomaba su cabeza por la ventana mirando hacia abajo.
— Tendremos que escapar en la madrugada.
— Ah, es cierto. Hay una hora en la que hacen cambio de turno, podemos aprovechar para irnos. Aunque...
— ¿Qué pasa?
— Me duele un poco dejar éste lugar, hemos creados muchos buenos recuerdos aquí.
— Si, pero... Aún seguiremos juntos, solo dejaremos este lugar. No nos separaremos o algo así. ¡Así que deja de decir tonterías! – Zack se levantó del sofá y tomó a Rachel en brazos, elevándola hasta estar frente a frente.
— Zack...
— Aquí tuvimos muchos recuerdos juntos, si. Pero eso no significa que dejemos de crear recuerdos, un lugar no es eterno, además... – Zack abrazo a Rachel, colocando su barbilla en su hombro. – Donde sea que estemos, si estás ahí, mi hogar estará ahí también.
— Zack...
—> Si... Tienes razón.

Él puso en el suelo a Rachel, y comenzaron a movilizarse, no tenían tanto tiempo, solo era cuestión de tiempo para que la policía comenzará a preguntar casa por casa si había visto a Zack. Quién, aunque no salía demasiado a horas concurridas, solía dar paseos con Rachel por las tardes o noches.

No tenían muchas cosas, sabían que si algún día la policía sospechaba tendrían que huir lo más rápido posible. Y tener muchas cosas les impidiría hacerlo, por lo que únicamente guardaron sus ropas, comida y alguna que otra cosa que tanto Ray como Zack se negaban a dejar.

— ¿¡Cómo que no podemos llevarnos la televisión!? — Zack abrazaba eufórico la pantalla.
— No podemos cargarla, es muy grande.
— No pesa. Yo puedo llevarla.
— No, levantaría sospechas.
— ¿Ah? ¡Me costó mucho robarla! No podemos dejarla.
— Puedes robar otra.
— ¡Que no!
— Que si
— ¡Que no!
—... – Ray miró con semblante enojado a Zack.
—... No creas que porque estés enojada voy a cambiar de opinión... – Zack desvío la mirada.
—...

Ambos se encontraban saliendo de su departamento con mochilas en sus espaldas. Mirando por última vez el interior comenzaron a caminar hacía las escaleras de emergencia.

— No puedo creer que me convencieras de abandonar la televisión.
—... No hubieramos podido escapar con eso.
— Pft. Claro que sí, es solo que no te gustaba esa mancha de sangre detrás de la tele.
— Eso es a lo que me refería con levantar sospechas, Zack
— ¡Jum¡ – Zack hizo un puchero.

Avanzando por las frías calles, Ray tomó la mano de Zack.

— Encontremos un nuevo hogar, Zack.
— S-Si.

Zack y Ray: Nuestros Días Juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora