Asiento ocupado

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Durante la noche me desperté con un sentimiento de ahogamiento y escalofríos, creí que era lo usual, mi miedo a las entrevistas de trabajo, así que solamente me di la espalda y traté de distraer mi mente con imágenes de las redes sociales. Al día siguiente debía presentarme a una empresa para solicitar un puesto de recepcionista y creo que esa era lo me estaba quitando mi tranquilidad y no me permitía dormir.

Después de unos minutos de estar en cama decidí levantarme y tomar un baño, usualmente me calman o al menos me distraen. Abrí el grifo y el agua fría de la mañana comenzó a recorrer mi cuerpo mientras que el sonido de las canciones que estaban en mi parlante hacia que moviera mis caderas y cabeza a su ritmo.

AL salir de la ducha con horror observaba mi cuerpo desnudo en el espejo como a diario hacia y solamente trate de ignorar mi inseguridad, era mi día de ser mejor para demostrar que no solo soy una decepción para mis padres. Coloqué el pequeño parlante alado de mi cama y elegí canciones más movidas para olvidar lo negativo que invadía mi mente. Al terminar de alistarme busque mi bolso, apague los electrodomésticos y cerré la puerta con llave, aunque estaba nerviosa había decidido que ese era mi día, ya había aplicado a muchos trabajos antes sin resultado, hoy debía ser distinto.

Al ir caminando note algo distinto, el cielo se miraba radiante, parecía que me deseaba buena suerte, era lunes así que era por ley que las calles estarían llenas y los buses repletos, es por ello que había decidido salir una hora antes de casa. Me pare en una esquina y espere el bus, ese día no tenía clases en mi universidad así que no debía preocuparme si la entrevista me tomaba mucho tiempo, y si todo sale como lo planeado dentro de unas horas podrá llamar mi mama con buenas noticias.

Después de unos minutos como el bus no pasaba decidí caminar un poco para bajar mis nervios que antes ya me han saboteado entrevistas. Tras haber avanzado varias cuadras pude observar que el bus con la ruta que deseaba se acercaba, le hice parada y subí.

Tras haber bajado en el edificio de la empresa a la cual debía asistir repetí en mi mente lo que debía decir al llegar "Hola, me llamo Kayli, vengo para aplicar al puesto de recepcionista."

Al terminar de habérmelo repetido varias veces y revisar que estaba llegando a la hora que me solicitaron abrí las puertas de la empresa y aun con el corazón en la boca me acerqué a un muchacho que estaba en medio del lobby esperándome. En la llamada de recursos humanos me lo habían descrito y dijeron que el me guiaría hasta la habitación donde se llevaría a cabo el proceso de reclutamiento. Al apenas acercarme vi que estaba apenado lo que me hizo sonrojar porque mi cerebro lo detecto como una señal de que yo le había atraído, pero en realidad era pena por ser el que debía notificarme que la vacante ya había sido ocupada. El jefe de la empresa tenía una sobrina la cual había sido quedado sin trabajo el día anterior así que se le ofreció el empleo y ella acepto, al ver al muchacho con indicios de que estaba incómodo y realmente lamentaba lo sucedido decidí solamente sonreír y agradecerle por haberme dicho que lo que pasaba.

Al salir del edificio solo sentí el nudo en mi garganta y las ganas de dejar las lágrimas correr, pero no me lo permití, soy una adulta y nosotros no lo hacemos eso, ¿cierto?

Flores de metalWhere stories live. Discover now