Un colgante astuto

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Los labios fríos de Edward besaron cada yema de la mano izquierda de Macy mientras ella lo observaba fascinada. Las cosquillas en su vientre apenas se habían apagado y parecían estar concentrándose de nuevo. De forma inesperada para el inmortal, Macy soltó una risa melodiosa que lo hizo subir hasta la altura de su rostro para tenderse nuevamente a su lado.

—¿Te diviertes? —preguntó Edward al pasar un dedo por su mejilla ligeramente sonrojada.

—Cuando dijiste que besarías cada rincón de mi piel, creí que fue cosa del calor del momento.

Edward atrapó sus labios en un beso abrasador.

—Después de casi un año de estar separados, adorarte en cuerpo y alma es mi nuevo propósito.

Macy se giró hacia él y levantó la cabeza para mirarlo desde arriba, de esa forma no se perdería ningún detalle de su rostro.

—¿También alma?

—Sobre todo alma. Conseguiste un cambio de paradigma. Haberte recuperado es un obsequio inesperado que no podía pasarlo por alto como señal —contestó Edward a unos centímetros de su boca—. Además, no se me ocurre otra forma de recuperar el tiempo perdido más gratificante que llenarte de besos.

—Ha sido extremadamente placentero experimentarlo.

—El placer ha sido mío, cariño. ¿Entonces por qué la risa?

—Porque soy muy feliz. Tú me haces feliz.

Macy lo tomó de la nuca y lo acercó para volver a besarlo. Edward participó activamente de la sesión de besos, que se vio interrumpida por timbre electrónico de la entrada a la suite.

—Ha llegado tu desayuno —anunció el inmortal.

—Sería más bien merienda a esta hora.

—Puede considerarse desayuno al ser tu primera comida del día —aclaró Edward al levantarse.

Macy soltó un gruñido de protesta por la separación y lo vio alejarse de la cama a paso humano. Edward tomó una de las batas de baño colgadas en una silla y se la colocó en un rápido movimiento. Entonces Macy se sentó en la cama, sosteniendo la sábana contra su pecho, pero un leve mareo la obligó a echarse de nuevo.

—¿Puedes moverte? —preguntó Edward desde la puerta—. Tal vez me excedí un poco con la frecuencia.

Macy cerró los ojos y sonrió.

—Estuviste a la medida. Hemos superado la categoría de reconciliación apasionada y luna de miel enfebrecida. Es probable que mi cuerpo necesite alimentarse con más frecuencia de la acostumbrada. Afortunadamente, te tengo a ti para que te ocupes de esos detalles.

—Cuenta con eso, cariño. Regreso en un momento.

Dos minutos después, Edward ingresó a la habitación empujando un carrito y el aroma del café la motivó a acercarse al borde de la cama. Había fruta fresca, huevos revueltos, tocino, café, tostadas y jugo natural. Macy tomó la taza de café que le pasó el inmortal y sonrió al saborear el primer trago.

Parecía que habían retomado su rutina con facilidad después de haber dedicado los últimos días a juzgar a los que integraron la guardia. La mayor parte de los inmortales agradecieron recuperar su libertad y tener la oportunidad de comenzar de nuevo bajo sus propios términos. Por otro lado, los que se habían unido a la guardia en busca de poder o terminaron convencidos de su superioridad después de varios años de servicio, fueron separados y la asamblea se encargó de la ejecución. Jane, Heidi, Demetri, Sulpicia y Athenodora estuvieron en el grupo de los que ya estaban consumidos por las tinieblas y no eran capaces de diferenciar el bien del mal.

EN TUS DOMINIOS 《Fanfic Crepúsculo +18》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora