Sábado 15 de Marzo.
–¡_______! ¡_______!– gritaba Peggy, mi dulce hermanita, aunque no tan dulce, era tierna y amable cuando quería – ¿qué pasa Peg?– dije malhumorada, odiaba cuando me despertaban.
–Es Mario, está aquí– me miró pícaramente, tenía solo 15 años y ya era pervertida, no tenía que estar mucho tiempo conmigo.
–Ajá– abrí los ojos, ella estaba sentada sobre la cama, con su hermosa y perfecta sonrisa.
– ¡Ya, apúrate, el chico perfecto está abajo y reaccionas así! – gritó, que dramática.
–Lo sé, es perfecto, pero eres tan gritona– reí. –Por sí no te das cuenta estoy esperando a que te vayas así me cambio– revoleo los ojos, y caminó moviendo sus caderas, sonreí, esta pendeja es hermosa.
Me levanté de la cama, yendo el baño de mi cuarto, allí hice mis necesidades, cepillé mis dientes y lavé mi cara. Tenía un poco de ojeras, salí y miré el reloj que colgaba en la pared color rojo. Amaba el rojo, mi color favorito. Caminé hacia el armario, donde se encontraba toda mi ropa, abrí las puertas y con la vista buscaba algo que me llamase la atención, luego con la ropa ya elegida, me cambié.
Tenía puesto un buzo rosado, un pantalón corto de jean clásico, unas converse blancas y un par de aros con forma de labios, pasé una leve capa de rímel en mis pestañas, y brillo natural en los labios
Bajé rápidamente al comedor, ya que mi cuarto, el de mis padres y el de mi hermana se encontraban arriba. Mamá estaba sentada mirando tele y Peggy alado de ella, venían novelas.
–Ma, voy a salir– dije.
– ¿Con quién? – preguntó sin desviar sus ojos de la tele, eso me molestó.
– ¿Enserio te importa? –.
–_______ sí no me dices...–.
–Mamá es Mario– suspiró Peggy, yo sonreí asintiendo, tomé las llaves de la casa y mi celular –ya nos vemos–.
–Vuelve temprano– chillaron las dos.
–Como digan– les contesté.
Abrí la puerta, allí estaba él, tan hermoso, tierno y perfecto como siempre, vestía unos jean semi-ajustados algo desgastados, remera negra pegada al cuerpo, sus ojos marrones me miraban solo a mí, sonrió al igual que yo. Corrí hasta él, quien estaba apoyado sobre su moto negra con rojo, lo abrace –hola amor– dije besándolo apasionadamente.
–Hola mi vida–.
–Te extrañe muchísimo–.
–Al igual que yo– me dio un corto beso en los labios – ¿vamos?–.
– ¿A dónde? – pregunté intrigada, no me había dicho nada.
–No lo sé, quería pasar tiempo contigo, ¿quieres que vallamos al centro? –.
–Genial– grité y el rio.
–Vamos sube– primero el subió y luego yo, lo abracé de su cintura, apoye mi cabeza sobre su hombre derecho, puso en marcha la moto.
Como no había mucho tránsito, además que vivía cerca del centro, llegamos en poco tiempo. Buscó un lugar donde estacionar. Me tomo de la mano, entrelazando nuestros dedos, comenzamos a caminar. Pasamos por distintas tiendas, sobre todo de ropa, cada segundo me detenía porque algo me gustaba o me llamaba la atención.
–Ya amor, vamos– dijo algo cansado.
–Bien, bien, no veré más–.
– ¿A dónde vamos? – Mario habló, ahora el deteniéndose en una casa de ropa para hombres.
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Sólo tú me importas - Mario Bautista ♥
FanfictionMi vida apesta. Mi nombre: _______ Stuart. Soy una chica normal o promedio. Tengo a mis padres y a mi hermosa hermana; una vida muy buena refiriéndose al dinero y los lujos, por suerte no nos falta nada de nada, mis queridos padres nos dan todos los...