El viejo no ha muerto hoy. Ese maldito y achacoso viejo "vendeperiódicos" noha muerto hoy. Permanecí en la furgoneta desde las cinco de la mañana, esperando,pero él no ha acudido a su cita. Hoy no ha abierto el quiosco. Su lugar lo ha ocupadoun joven con la cara llena de granos y mirada de perro vagabundo muerto dehambre. Pensé que merecía ser degollado, sacado de este mundo, asesinado. Quisesentir su sangre caliente sobre mis manos, saliendo a borbotones desde su cuello.No pude. Estaba furioso con el viejo. Odiaba al viejo. Maldito seas. Malditos seáistodos. No merecéis la vida que lleváis.Conduje hacia mi casa y aparqué el coche cerca del portal. No tenía intenciónde pasar por el piso. Tenía tiempo de sobra así que decidí ir andando hasta eltrabajo. Callejeé en busca de soledad. El odio llenaba mis pulmones sustituyendo almaldito aire contaminado de esta mierda de ciudad. Sois escoria. Buscaba soledad ysólo encontraba maldita gente molestando mi paseo. La gente camina por la callecomo si fuera suya, como si el resto de la humanidad debiera apartarse a su paso. Esincreíble. Nadie sabe quién soy yo. Un hombre asqueroso me ha mirado a los ojoscuando nos cruzábamos. He sentido su sucia mirada sobre mí. Ha contaminado misojos. Ha contaminado mi cuerpo.Giré sobre mis talones en cuanto rebasó mi posición, mientras sacaba con unrápido movimiento el cuchillo que escondía bajo la chaqueta. Me acerqué al malditoser humano despreciable que me había mirado. No había nadie en aquella calle. Creoque intentó girarse cuando sintió el filo sobre su cuello. Él mismo se degolló. Intentógritar pero el tajo era tan profundo que las cuerdas vocales habían sido seccionadas.Esto me hizo sentir bien. Intentaba gritar pero con cada gesto se le iba más la vida.Vi la palidez en su rostro. La muerte. El hedor de la muerte. Conseguí saciar mianhelo más deseado esta mañana.Le dejé allí tumbado, muriendo y continué mi paseo acelerando el paso. Desdeese momento todo el resto del día ha sido maravilloso. Ha sido un gran día
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Yo, psicópata. Diario de un asesino
HorrorPresentacion Mi nombre es Carlos G. M. Ningún médico ha diagnosticado ofcialmente mi enfermedad. Nadie, excepto yo, es consciente de mi estado. Si la gente supiera lo que me pasa no se acercaría a mí. Vosotros diréis que soy un psicópata con tendenc...