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Hoy, el coronel Joe Anderson no había ido al hospital pues tendría que hablar seriamente con James, su amigo y compañero de batallón.

-En verdad lo siento mucho Joe. Se cuanto amas a Kate -dijo James abrazando a su amigo que hacía lo posible por no llorar- ¿Qué harás ahora?
-No puedo dejar sola a mi hija.
-¿Abandonarás el puesto? -los ojos de Rhodey se abrieron como platos.
-Es la única opción para no dejarla.
-¿Que pasará con todo aquello que has luchado? ¿Lo que has perdido por llegar a este rango?
-No lo vale, mi hija es lo más importante que tengo ahora.
-¿Enserio? ¿Y por qué no estuviste con ellas antes?

La pregunta de Rhodey dejó sin habla a Jeo. Era verdad, Joe no había visto crecer durante 9 meses a Isabella en el vientre de su madre, no la vio nacer, no presenció su primer llanto, no estuvo ahí para atraparla cuando quiso dar sus primeros pasos, no la escuchó decir su primer palabra y esa no fue PAPÁ, tampoco la vio cuando sus primeros dientes salieron, o cuando se le cayo uno. Por estar en el ejército no la vio crecer.

-No estuve con ella -murmuró Joe con la mirada perdida.

Esta mirada alertó a James, quien no había pensado lo que había dicho, simplemente lo dijo por la molestia de que Joe dejaría todo.

-Oh Joe, lo siento. No quise decir eso, yo no...
-No, tienes razón. He sido un mal padre -colocó sus manos es su rostro mientras negaba.
-No quise hacerte sentir mal.
-No James, no lo hiciste. Con esto voy a demostrar que puedo ser un mejor padre, que puedo darle a mi hija todo lo que me perdí estos cuatro años.
-Así se habla, amigo.

El teléfono de Joe (que quede claro que eran como ladrillos) comenzó a sonar, el contestó enseguida. Era del hospital.

-¿Qué pasó? -preguntó James cuando Joe acababa de colgar.
-Despertó.

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-No se como va a reaccionar.
-Debes ser calmado con ella -le dijo James a su amigo. El moreno sabía que Joe podría ser algo brusco, pues así era con los marinos- ella es una niña, es tu hija.
-Siento que no podré.
-Tranquilo amigo, aquí estoy para ayudarte.
-Gracias Rhodey.
-Vamos, ella te espera.

En cuanto Joe y Rhodey entraron a la habitación, los brillantes y grandes ojos verdes de Isabella se posaron sobre ellos, Joe se lamentaba no estar junto a su hija cuando debió hacerlo, ¿que haría si su hija la odiaba?

-Isabella, el es Joe Anderson -le explicó la doctora Miller -¿lo conoces? -Isabella asintió- sabes quien es -ella volvió a asentir- acaba de despertar, será mejor que no hable por el momento.
-¿Por qué no?
-Necesita quitarse la máscara de oxígeno para hablar, queremos que ella se estabilice -asistieron los dos- pueden hacerle preguntas que impliquen un Si o No como respuesta, ya le dije que sólo asintiera o negara con la cabeza para que no hable. Los dejo, con permiso.
-Gracias -le susurraron los dos.
-Vamos -le susurró James alentandolo. Joe se acercó a paso lento hacia la cama y se sentó en la silla que estaba cerca de la cama- hola pequeña.

Isabella sonrió ligeramente.

-Soy Joe Anderson, el es mi amigo Rhodey -señalo al moreno.
-Hola princesa -Isabella levantó su mano y luego el pulgar en señal de saludo- apenas conozco a tu hija y ya me agrada -susurró James.
-¿Enserio sabes quien soy? -asintió de nuevo Isabella- ¿recuerdas lo que pasó? -preguntó Joe con precaución, Isabella negó- cuando te encuentres mejor, te lo explicaré todo, ¿de acuerdo? -Isabella volvió a asentir.

Un silencio incómodo reinó la habitación, ¿que más podría decirle Joe? Nadie le había dicho como entablar una conversación con una niña a bases de respuestas de Si y No. No le habían enseñado eso en la milicia.

-Tranquilo, dije que iba a ayudarte -le susurró James y le sonrió- hola Isabella, soy Rhodey pero puedes decirme Rhod o tío Rhodey -Isabella asintió- ay pero que torpe, se supone que no debes hablar, ¿como me dirás tío? Mejor olvida eso -Isabella sonrió ante la ocurrencia del moreno- ¿Cuantos años tienes? -Isabella levantó su mano y con 4 dedos le mostró su edad- ¡4 años! Estas enorme, poco te falta para que nos dejes chaparritos -Isabella volvió a sonreír.- Y cual es tu color favorito -Isabella señaló el traje de color verde de Rhodey- el negro, ¿es por que soy negro? Tu hija es una niña muy racista -dijo Rhodey con una mueca de "tristeza" en el rostro, Isabella esta vez rio y Joe no pudo sentirse más feliz de ver a si pequeña sonreír.
-Al menos es sincera.

Y todo el resto de la tarde, Joe, Isabella y Rhodey se conocieron mejor, bromearon y compartieron un rato agradable.
Esto daba pie a una gran relación cariñosa y una duradera amistad.

Esto daba pie a una gran relación cariñosa y una duradera amistad

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FIGTH AND FIRE; STEVE ROGERS LIBRO IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora