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Hyunjin estaba harto.

Siempre que su caprichosa hermana quería algo sus padres hacían todo lo posible para conseguirlo. Y ésta, no era la excepción, Hyunjin juraba que se le iba a explotar la cabeza de escuchar a tantas niñas gritar y llorar.
¿Cómo es que terminó ahí? Se estarán preguntando. La respuesta era simple, sus padres lo obligaron.

Resulta que sus padres le habían comprado una entrada a su hermana para ver a un grupo de chicos, pero había un problema, y claro que tenían que involucrar al pobre de Hyunjin en todo esto.

Sus padres no iban a dejar ir a su hermana sola a un concierto en un lugar bastante lejos de donde vivían, por no decir en la otra punta de la ciudad, y ahí es donde entraba Hyunjin.

Los padres de Hyunjin iban a acompañar a su hermana, pero su abuela cayó enferma de un día para el otro y tenían que ir a cuidarla al hospital durante el fin de semana, así que, muy amablemente le pidieron que acompañara a su hermana y, claro que cuando digo que lo hicieron de forma amable me refiero a su madre diciendo las siguientes palabras: “Hyunjin, acompañarás a tu hermana o no saldrás el próximo fin de semana al cumpleaños de tu queridísimo amigo Felix”, y el no tuvo más opción que acceder, de todas formas lo iba a hacer porque no dejaría que sus padres se preocuparan por su hermana mientras se encargaban de su abuela.

Volviendo al lugar donde se encontraba en este preciso momento.

Describamos lo que le ocurría en estos momentos: le dolía mucho la cabeza, sus párpados pesaban y tenía mucho frío. Todo porque su hermana dijo “Hay que ir temprano para hacer la fila, hermanito. Porque entonces no voy a poder verles ni un pelo a mis bebés”. Y como siempre, Hyunjin tuvo que acatar a lo que ella decía.
Por suerte quedaban unos 40 minutos para que abrieran las puertas y la gente comenzara a entrar, ansiaba que pasara de una buena vez esa espera, así podría irse a la cafetería de la otra calle a entrar un poco en calor y tomar un rico café.

Mientras esperaban, su hermana le contó que estaba esperando a alguien, según lo que le dijo era una amiga que conoció por internet gracias al grupo al que iban a ver, pero vivían en otra ciudad e iban a llegar con el tiempo justo.
También le contó que su amiga venía con su hermano que, para sorpresa de Hyunjin, también era fan de ese grupo.
Aún así Hyunjin no entendía por qué le tenían que guardar el lugar, cuando ellos llegaran las puertas ya iban a estar abiertas y no iban a tener que pasar por todo lo que sufrió Hyunjin. Seguiría lamentándose de su vida, si no fuera porque un grito de su hermana interrumpió sus pensamientos.

—¡SUNHEE! ¡ACÁ! —dijo su hermana mientras agitaba ambos brazos para que la notaran.

—¡CHAEYOUNG! —dijo la supuesta Sunhee corriendo hacia su hermana y abrazandola cuando llegó hasta ella.

—¡Estoy muy feliz de conocernos finalmente en persona, Sunhee! Creo que hasta podría llorar en estos momentos.

—¡Yo también, Chaeyoung! Pero guardemos las lágrimas para cuando los chicos salgan al escenario.

—Tenés razón, dios, no puedo creer que finalmente nos conozcamos.

—Ni yo, es uno de los mejores momentos de mi vida.

Hyunjin no entendía por qué tanta emoción por conocerse y por llorar por un grupo de chicos que con suerte sabían bailar. En serio que no las entendía, pero allá ellas con su fanatismo, él sólo pensaba en la taza de café que se iba a tomar cuando entraran finalmente.
Después de presentarse con Hyunjin, señaló a alguien detrás suyo que, metido en sus pensamientos y por la oscuridad que otorgaba la noche, Hyunjin no había notado.

—Por cierto, el es mi hermano Seungmin. —dijo presentando al chico a su espalda.

El tal Seungmin se acercó para saludar y cuando la luz de la farola le dió en la cara, mostrando así su persona, Hyunjin creyó haber olvidado como respirar.

Maybe it's not that bad. [hyunmin/seungjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora