Prólogo

2 0 0
                                    


El gran revuelo en el palacio despertó a la reina Natalia. No sabe que es lo que pasa, escucha pisadas fuertes fuera de su habitación.

En los pasillos del palacio los sirvientes y guardias corren para ponerse a buen recaudo, el rey está furioso, no sabe cómo es que su plan se fue al demonio en tan solo unos minutos.

Natalia se apresura en ponerse el camisón encima del fino pijama de satén, sus zapatillas están a un lado de la cama y sus pantuflas frente a ella. Algo le dice que es mejor ponerse las zapatillas, tendrá que correr.

El Rey Rodrigo pone en su cara una mueca de preocupación y corre hacia su habitación para sacar a su esposa de la cama. Su mano toma el picaporte, pero esta gira y la cara de ansiedad de su mujer aparece frente a él.

- ¿Qué está pasando Rodrigo? - cuestiona con voz temblorosa.

-Tenemos que salir de aquí majestad – la voz del guardia oficial del palacio interrumpe al rey.

Rodrigo camina rápidamente con la mano de su esposa en la suya y siguen al guardia, pero un grito desgarrador los paraliza. En los pasillos se hace un silencio sepulcral.

Caminan sigilosos, solo los tres.

Nuevamente se paralizan, escuchan gemidos y vienen en dirección a ellos. El guardia delante de ellos saca su pistola despacio.

La reina deja caer lágrimas de pánico, abraza la cintura de su esposo mientras retroceden, alejándose del guardia. Pero ella no quiere dejar al guardia ahí, se rehúsa por un momento, clavando sus talones en el suelo.

-No podemos dejarlo – susurra, aterrada.

-Es lo que se merece – responde el rey.

Natalia fija sus ojos claros en su esposo, incredulidad pintada en su cara.

Nos descubrió, Erick. Lo sabe.

Sus lágrimas no cesan, no quiere dejar a Erick ahí, en el peligro. Quiere gritar, pero sería peor. Así que con toda la impotencia del mundo deja que Rodrigo la arrastre a su habitación, mientras Erick avanza a su muerte y con él, el corazón de Natalia.

Al otro lado de la vidaWhere stories live. Discover now