Lazzaro

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--¿Ha quedado claro muchacho?-- le preguntó el Cura a un pequeño Lazzaro de siete años de edad.

--Si-- dijo, pero su rostro decía exactamente lo contrario.

--¿Qué no has entendido Lazzaro?--preguntó adivinando el hombre con las manos en las caderas.

--¿Porqué usted le dice Padre a Dios?-- preguntó mirándolo con sus enormes ojos oscuros.

--Porque Dios también es mi padre...

--¿Entonces usted es como Jesús?-- vociferó--¿Lo van a crucificar?

El pobre hombre se llevó la mano a la cara y se la pasó por el cabello, un tanto frustrado, enseñarle al pequeño no era tarea fácil, aún así hacia su mejor esfuerzo.

--Ya vete Lazzaro-- dijo exasperado--Ve a jugar, has estudiado demasiado por hoy.

El niño se levantó contento y corrió afuera lleno de entusiasmo, estaba enloqueciendo al Padre Pablo. El hombre era muy joven, tenía sólo veintiocho años de edad y era bastante consciente de que jamás tendría un hijo propio y eso hacía que sintiera a Lazzaro como hijo suyo.

Pero era un niño bastante inquieto. Amaba correr por ahí y en ese preciso momento estaba corriendo al arroyo que bordeaba la aldea, todos los niños se juntaban allí cerca del mediodía.

--¡Lazzaro!-- llamó uno de sus amigos-- Ven aquí, vamos a jugar a los bandidos.

Lazzaro apresuró el trote y se encontró con todos los muchachos jugando un juego muy entretenido. Sin perder el tiempo se les unió y realmente se estaba divirtiendo, hasta que notó a un niño bien vestido sentado a orillas del arroyo removiendo el agua con un palillo.
Intrigado, dejó de jugar y se sentó a su lado.

--¿No juegas?--le preguntó al otro niño.

--No me dejan-- dijo apenado y sin levantar la vista del suelo.

--¿Quienes?-- preguntó molestandose un poco.

--Los mayores-- dijo -- son unos tontos.

--Puedo jugar contigo si quieres-- dijo Lazzaro--¿Como te llamas? Nunca te había visto por aquí.

--Soy Giovanni--dijo--Nunca vengo a la aldea, pero mi amigo del castillo está enfermo have una semana y mi padre dijo que los niños de aquí iban a querer jugar conmigo.

--No te preocupes-- dijo para tranquilizarlos-- A veces son bastante tontos.

--¿Quieres venir a mi casa a jugar?-- preguntó emocionado--Le voy a preguntar a mi madre si te puedes quedar a cenar. Si tu quieres.

--Claro-- dijo poniendose de pie--¿Donde es tu casa?

--Por allá-- Giovanni señaló las tierras contiguas al castillo--Carrera-- dijo y salió corriendo en esa dirección.

--¡Te voy a ganar!-- gritó Lazzaro corriendo tras él.

--Tu casa si que está lejos-- dijo Lazzaro con la respiración agitada y descansando con las manos en las rodillas.

--¿Giovanni eres tu?-- preguntó la mujer mas bella que Lazzaro había visto en su corta vida--¿No pudiste jugar?

--Traje un amigo Madre-- dijo el niño señalando a Lazzaro-- ¿Podemos jugar con las espadas de madera?

--Claro vengan a buscarlas a la casa.

Giovanni corrió adentro y el pequeño lo siguió pero aquella mujer lo detuvo a mitad de camino.

--Alto ahí hijo-- dijo con una pequeña sonrisa--¿Cuál es tu nombre?

--La-Lazzaro,señora-- dijo asustado-- ¿Y el suyo?

Los Bastardos del Señor de PetraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora