La luna no es amante, ni los dientes perlas

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Hoy era día de reivindicaciones; la Luna, los dientes, los rizos y las pecas exigían ser reconocidos por lo que son y no por lo que parecen, porque ni la Luna es amante, ni los dientes perlas, ni los rizos cascadas de oro, ni las pecas constelaciones. El pan afirma que está empezando a tener complejo pese a que el que engorda no es él, así como las estrellas afirman que los fugaces somos nosotros. Dicen el bolígrafo, la tinta y la hoja en blanco que no son ni psicólogos ni consejeros y dicen las olas que aprendamos a dormir sin ellas, que no son canciones de cuna.
El mar pide ser reconocido como agua y no como muerte de la misma manera que los ojos recuerdan que son órganos y no pozos sin fondo ni mucho menos el espejo de una tal Alma. Sale en las noticias la nieve hablando sobre que la piel y el cabello se han hecho pasar por ella y la niebla ha sido declarada inocente de todas las desapariciones de las cuales se la acusaba. Piden las sonrisas dejar de ser contadas, saben que cada vez son menos y por eso mismo que lo saben no es necesario recordárselo.
El viento declara que él ni silva ni susurra, que nuestros oídos llevan engañándonos mucho tiempo.
¡Ah! Y hablando de tiempo, exige que se le deje hacer su trabajo tranquilo, que está harto de peticiones y que no pasará más lento ni más rápido. El Sol exige poder tener vacaciones de vez en cuando porque está cansado de tener que salir todos los días, y las tormentas afirman que no son espectáculos; que ni los truenos son tambores ni los rayos serpientes luminosas. Piden los recuerdos que por favor los dejemos tranquilos porque afirman que, quien no los tiene encerrados, los tiene atados con una soga a la que se aferra. A su petición de tranquilidad se han unido los sueños, que están cansados de ser
perseguidos, y el amor que está harto de que le metan prisa.
Ante todas estas quejas las metáforas han afirmado que su intención no era molestar a nadie, han pedido perdón por los daños causados y aseguran que van a hablar con escritores y poetas para evitar futuras confusiones. Y con esto me despido, no vaya a ser que ahora las palabras se enfaden conmigo.

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