Los personajes de Ranma 1/2 no me pertenecen son propiedad de Rumiko Takahashi, este fic esta escrito sin fines de lucro, hecho unica y exclusivamente para su entretenimiento.
El chico de la trenza miraba su reloj eran las ocho y treinta de la mañana, se escuchaba sonar el teléfono en la casa Saotome Tendo fue a atender la llamada, como se lo esperaba era su jefe desde la empresa, donde trabajaba desde hacía ya cinco años el sujeto lo estimaba mucho y mas desde que el ojiazul lo salvo de un asalto.
- Claro jefe allí estare..., si como no, solo me tomo el veneno de café que prepara mi esposa y allí estare no se preocupe... si pierda cuidado los llevaré... adiós.- dijo colocando el teléfono en su lugar.
- Amor quien era, quien llama a esta hora de la mañana?- pregunto una hermosa mujer de cabello corto azulado ojos grandes color marrón claro, entraba a la sala traía en sus manos una taza de café.
- Solo era mi jefe desde la oficina, nada muy importante me quiere allí en un par de horas habra una junta con unos inversionistas almorzaré con ellos, así que no te preocupes en preparar nada puedes ir a casa de tu hermana si? come con ella - le contesto su esposa a la mujer.
- Ahi que pena cariño yo qye quería cocinar la comida que gusta mi vida- dijo la chica a su marido un poco triste por el hecho de que el no comería con ella.
- Co... coci... cocinar con lo terriblemente mal que lo haces?. No te molestes por eso en cerio no hace falta yo almuerzo con mi jefe, ya tengo que irme... gracias por el café he! estubo delicioso.- le contesto con ironia en su tono de vos, de inmediato agarró su maletín y salio literalmente corriendo de la presencia de su esposa, temia ir a la oficina com la marca del puño dela chica en el resto, ya le había pasado y eso fue la burla del mes en el lugar de trabajo, así que lo mejor fue desaparecer de allí.
Manejaba rumbo a su trabajo, pensaba en todas las cosas que ya había vivido, miraba su sortija en su mano derecha pensaba en su matrimonio, sus padres lo habían pactado desde antes de nacer, conoció a su ahora esposa a los dieciséis años tres años despues se casaron se habían confesado lo que sentían el uno por el otro, de eso ya hacía seis años, pero...ahora ya no sabía como sentirse, como cualquier matrimonio joven tenia sus altibajos pero a pesar de eso ya no era lo mismo con ella...ya bo era como antes se discutian cada vez peor y aunque volvían a reconciliarse todo de ella le parecia distinto, su mirada, su sonrisa que tanto le había enamorado.
En todo esto pensaba cuando por fin el semáforo se puso en verde pudo avanzar un poco prro al llegar a la esquina para doblar tubo que frenar abruptamente, jamas le había pasado pero por poco atropella a una persona pudo verla de perfil traía el cabello largo hasta la cintura era delgada y de buen físico, abrió la ventana de su coche y decidio hablarle.
- Oiga señorita se encuentra bien no le hice daño?- dijo el chico preocupado por el estado de la muchacha, aparentaba de unos veinte a veinticinco años.
- E.. estoy bien no se preocupe todo esto fue mi culpa... no vi que el semáforo se había puesto en rojo... disculpe es que hoy ando distraída - contesto la chica al ojiazul, se dispuso a cruzar apresuradamente la calle, además de distraída tenia prisa pir llegar a un lugar *por ahora desconocido para nosotros* .
- Que tonta soy que vergüenza por el sujeto, hoy no es mi día...pero por lo visto ni siquiera es mi mes tengo que llegar al hospital pronto, según lis medicos mi madre se esta recuperando pero...yo no estoy tan segura de eso, he sabido de gente que antes de morir aparentemente se recupera pero no es así. Aunque mi mamá es una mujer muy fuerte - se daba animos la chica mientras caminaba rumbo al hospital.
Mientras tanto el ojiazul llegaba a su trabajo, , le parecia un poco extraño la actitud de aquella muchacha, casi la atropella y ella no le hizo ningún escándalo, otra en su lugar minomo lo habría gritado... verdaderamente esa chica estaba distraída.
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Vidas Diferentes
FanfictionUna mujer dos rostro una vida. ¿El amor se acaba? Ranma lo va a descubrir, cuando él destino los quiera juntar. Sin embargo hay un secreto que nadie conoce. Acompañenme a descubrirlo.