Capítulo 18

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Al fin llegó a la ciudad, tomó un taxi y viajó hasta el edificio donde se supone que voy a alojarme una temporada, veo el papel con la dirección que me dio el señor Ferrami y bajo del taxi confiado de que estaba en el lugar correcto.

Veo el edificio con algo de desconfianza, las paredes se ven deterioradas y en mal estado, tocó un pequeño timbre y al minuto una mujer abre la puerta, veo a la mujer que aparenta la edad de unos 65 años, tiene un vestido de color blanco con dibujos floreados en el, algo desgastado, unos anteojos de marco grueso al igual que los cristales, su cabello es blanco, rizado y corto, es de baja estatura y de caderas anchas.

-¿Qué se te ofrece?- Pregunta con un tono algo agresivo.

-Hola señora, que tal, vengo en nombre del señor Ferrami- Digo de forma educada.

-Ha, si, si, claro, pasa- Dice haciéndose hacia un costado para que pueda entrar.

Nos encaminamos por las escaleras, me agarró del varandal y no lo siento firme, subo los escalones con algo de pavor, la escalera es de madera antigua y con cada paso oigo como rechinan los escalones, las paredes son de un color celeste, veo en ellas grandes manchas de humedad además de que parecen quebrada.

-El ascensor no funciona- Dice -Cuesta demaciado dinero arreglarlo y se descompone muy rápido- Yo sólo asiento a sus palabras.

Llegamos al tercer piso y veo cuatro puertas en un pequeño corredor. Veo a la anciana sacar un manojo de llaves y abre una puerta que tiene grabado con metal una letra y un número.

3.A

Abre la puerta.

-Bienvenido a tu nuevo hogar- Dice la anciana en tomó amigable.

Veo un tapete de color gris, sucio y desgastado  debajo de la puerta con la palabra WELCOME (Bienvenido)y lo primero que ne viene a la mente es en deshacerme de esa cosa.

Entramos al apartamento, las paredes son blancas y celeste, el techo de concreto, me muestra la cocina y el comedor, que prácticamente es el mismo lugar, una cocina vieja y en mal estado. Me muestra el baño, la ducha, caminamos hasta la hanitacion y veo una cama matrimonial, un mueble y una lámpara sobre una mesita de noche y en frente de la cama un televisor negro y antiguo.

-El televisión no funciona- Volteó y veo a la anciana.

<< ¿Y por que diablos lo tienes entonces?>> pienso frustrado por el lugar.

Me muestra las luces, los horarios de la limpieza que tendria solo si pagaba un extra, no hay Internet, no se permitían las fiestas y los animales grandes. Me da las llaves del apartamento y de la puerta de entrada.

Me dice que el alquiler cubre tres meses y se larga sin hacer ninguna mueca.

Cierro la puerta y me quedo inmovil observando el orrible lugar, pero tengo que admitir que es mejor que nada.

Camino hacia el baño y lo miro, no esta tan mal, voy al cuarto y miro la cama matrimonial, siento algo pesado los párpados.

<<Tal vez si duermo un rato se me pase el mal humor>>

camino hacia la cama y me acuesto desplomandome sobre ella, siento como si los huesos y músculos volvieran a su lugar, es cierto que dormir una hora en una cama es mejor que dormir cinco en un asiento.

Suspiro profundamente. Ya mañana tendré que empezar a trabajar, me intriga mucho como será el lugar y que tarea me darán.

-Seamos positivos- Digo sacándome las zapatillas con los pies.

Me estiró apagando la luz de la lamparita que iluminaba tenuemente la habitación, bostezo y me dejo llevar por el sueño hasta dormirme profundamente.

La venganza de Alex [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora