—¡Soy libre! ¡Al fin soy libre!—grita Richie, levantando el diploma en su mano.
Beverly me mira orgullosa, mientras se acerca a mí y me abraza por los hombros.
—Terminamos esta mierda—le susurro, mirando el instituto.
—¡Y juntas!—chilla emocionada, besa mi frente—¡No puedo creerlo! ¡Esperé tanto esto!.
—¡Chicas! ¡Foto!.
Mi madre se acerca a nosotras con la cámara en mano, ambas posamos, dándonos un fuerte abrazo, y sonrientes hacia la cámara.
—Salieron preciosas—dice ella, mostrándonos la foto—¿Les parece una cena familiar para celebrar?.
—Uh, lo siento, señora—miro confundida a mi novia—Tengo que ir con mi tía, iremos a ver sobre mi universidad.
—Ya veo, no te preocupes—Mamá le sonríe—¿A que universidad irás?.
—A Wichford, en Manhattan.
Ellas hablan un rato. Pero...Yo no podía digerir la información. ¿Se iba de Derry otra vez?.
Cuando terminan de hablar, mamá se va para darnos espacio.
—Me alegro por ti—digo, apartando la mirada—Es bastante lindo ¿no? Ocultar un secreto así. No sabia nada, no me dijiste.
—Lo siento, no sabia como decírtelo.
—Está bien—suspiro—Voy con mi familia.
—Por favor, no te vayas—dice Beverly, tomando mi brazo—Te necesito.
—Tú eres la que se va a ir—contradigo.
—Es mi futuro.
—¿Me tratas de incomprensible? ¡Claro que sé lo que es! Me duele que me lo hayas ocultado.
—Temía que sucediera algo como esto, _____—reclama ella.
—¡Decírmelo hasta ahora fue peor!.
[...]
Toda la tarde estuve encerrada en mi cuarto. Ni me sentía de ánimos para salir a dar un paseo siquiera.
No quería tener la relación a distancia que una vez tuvimos y arruinó todo.
Pero, este era nuestro futuro. Tenia que saber que algo así pasaría, no sólo con Beverly, sino con mis amigos, lo más importante que tuve en toda mi vida.
Yo no quería despedidas.
—Beverly esta al teléfono—Richie entra a mi cuarto, con una mueca de seriedad y preocupación que jamás vi en él.
—Ya voy.
Una vez que tenía el teléfono en las manos, respiro hondo y lo acerco a mi oreja.
—¿Qué?.
—¡_____! ¡Al fin sé algo de ti!—suspira, con alivio—Por favor, hablemos.
—Estamos hablando.
—No quería ocultar esto, ¿si? Pero tenía miedo a separarnos más pronto de lo esperado.
—Yo... Lo siento, ¿si? Reaccioné mal también—confieso—Sólo me dolió oírlo.
—Entiendo totalmente tu enojo, amor. Yo hubiera hecho igual.
—Aún no se que haré yo, me ofrecieron becas, pero es difícil.
—Lo sé, pero tomarás la decisión correcta lo sé—Beverly emite algún tipo de grito—¡Tú también tienes una beca para Wichford!.
—Si.
—Vamos juntas.
Oh, irme de Derry era tan fácil como quedar para ir al cine, al menos para Beverly.
—¿Y mi familia? No quiero separarme de ellos.
—Van a entender.
—No. Tú no entiendes. Tengo que colgar, adiós.
¿Cómo era tan imprudente? No podia creerlo. Pasar todo ese tiempo juntas no me desagradaba para nada, pero si el tener que dejar a mi familia.
No creí tener que tomar decisiones tan difíciles. Elija lo que elija, dejaría a personas importantes atrás.
—¿Estas bien?.
—No, Billy, no estoy bien—digo, secando un par de lágrimas—¿A que universidad irás?.
—Tengo becas...en Nueva York—dice el, bajando la cabeza. Corro a abrazarlo, era lo que el deseaba, estudiar en Nueva York.
—Felicidades.
Bill corresponde a mi abrazo. Llego a mojar un poco su hombro, pero no podía dejar de llorar.
Era un momento difícil, para los perdedores, para mi, quizá para todos los graduados.
—Hey...—Eddie llega incómodo hacia nosotros, pero nos abraza, y sentí que él también lloraría—No quería llorar.
—Y yo tampoco—dice Richie, acercándose junto a Stanley.
—Pero con ustedes es imposible—se queja el de rizos, me saca una sonrisa.
—Oh... esto es tan emotivo—escucho susurrar a Ben, a la vez que siento como nos abraza a todos.
—Demasiado diría yo—Mike nos abraza de igual forma.
Me sentía rara llorando frente a los chicos, quizá era momento de hacerles saber cuan importantes eran en mi vida, porque casi nunca se los demostraba.
El momento había llegado. Bill se iría a Nueva York, Mike tenía becas pero decidió por quedarse en Derry, Ben y Stanley estudiarán en Canadá, Richie y Eddie en Atlanta...
El club de perdedores se iba a separar.
[...]
Beverly seguía llamando, la maldita era muy insistente, pero ya no quería hablar de aquel tema, estaba cansada. Al menos por hoy, porque no podía prolongarlo a más tiempo, debía despejar mi mente de aquello.
—¿Estas así por Bev?—pregunta mi madre, tomando asiento a mi lado.
—Sí...Más bien, por todos—suspiro—Los extrañaré mucho.
—Ya veo—me sonríe a duras penas—¿Y tú? ¿Tomaste una decisión?.
—Aún no.
—Tranquila, tienes tiempo. Nunca es fácil esto—me abraza con fuerza, transmitiéndome su apoyo.
Necesitaba llorar. Ella es mi madre, podía hacerlo otra vez, llorar, como cuando era una niña, y lo hacía siempre.
—Aquí está mamá—dice, acariciando mi hombro, me hace reír—Llora todo lo que tú quieras.
—Me siento como una bebé.
—Tú eres mi bebé aún.
El timbre de la casa suena. Para salir de este momento, un poco incómodo, me levanto y me voy a atender.
Aquella maldita cabellera pelirroja podía verse desde la ventana.
—Beverly...
C acerca el finaaal...