Capítulo Único .

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Sarah permanecia sentada en el balcón de su casa, admirando el hermoso paisaje que la ciudad por la mañana le regalaba, una sonrisa melancólica se podía visualizar en su rostro y rastros del rinel corrido se esparcian por este mancillando su hermosa piel de alabastro.

—¡Debes dejar de ser tonta Sarah! ¡Él ya no te ama!—Se reclamó tomando su cabeza entre sus mano sin poder evitar volver a derramar esas malditas lagrimas que prometían dejarla seca.

Pero no era su culpa, después de todo este era una fecha diferente; un San Valentín diferente específicamente. Uno más de los tres que ya llevaba sin el amor de su vida a lado.

—Debo dejarlo pasar, él ya te olvidó... Ya perteneces a su pasado. —Tomó su celular deslizando su indice por la pantalla, de nuevo esa punzads en el corazón la atacó. —Miralo, luce radiante a lado de ella, su futura esposa.

Una carcajada amarga salió de sí al recrear la escena de los momentos en donde él le prometía que sería la única mujer digna de portar su apellido y ella como toda una gran ilusa se lo terminó creyendo.

La tristeza se apoderaba lentamente de ella, sintiendo como por todo su sistema le recorría como miles de brasas que le quemaban y le lastimaban por igual. Y es que aunque quisiera no podía quitarse de la mente esos ojos cafés oscuros que para ella eran como el mismo paraíso.

—Ni si quiera eres capaz de volver a tener a alguien a tu lado, eres tan poca cosa para los demás. —Se abrazaba así misma añorando la sensación de paz y felicidad que la abordaba cada vez que él lo hacía.

¿Qué si había intentado salir con más personas en estos últimos años?, la respuesta era; Sí, pero de una u otra forma esas fugaces relaciones terminaban si siquiera haber empezado. Internamente se reprochaba el no ser como las demás y se preguntaba día tras día ¿Qué le faltaba para ser idónea para alguien?

—Catorce de febrero, una fecha demás importante para todos. Un día en donde debería dejar atrás todo lo que conformas pero heme aquí lamentandome de lo que no pudo ya ser. —Hundió su cabeza entre sus piernas dejando que sus lágrimas se liberaran. Ya no le extrañaba llorar de repente, ese era un estado en el que había caído desde que él estaba ausente.

Sus amigas la habían invitado a desayunar, su mejor amigo prometió ir la a visitar y pasar un día completo entre series y animes, sus familiares más cercanos pidieron que se presentara en el intercambio de regalos que año tras año organizaban.

Sin embargo.... Ella ya no tenía las fuerzas suficientes para sonreír y fingir que no le pasaba nada, disfrazando con carcajadas que la vida le pintaba de maravilla cuando la única verdad era que aquel hombre de apariencia angelical pero alma endemoniada había llegado a su vida para hacer de esta fecha un San Valentín diferente.  Entre recuerdos y risas que no volverán jamás.

Un San Valentín diferente. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora