~El príncipe se despertó en un barco desconocido, completamente amordazado y con una resaca que le partía el cráneo, pero de todos modos, no tuvo que hacer mucho esfuerzo para recordar lo sucedido la noche anterior.
Se había entregado en cuerpo y alma a Jiyong, el hombre que por algún motivo pasó de odiar a necesitar junto a él con intensidad. Con solo una mirada, ambos se entendieron, como si fueran uno solo; fue extraño pero eso no lo hizo echarse atrás. Lo deseaba, deseaba a Jiyong con fuerza y sabía que el sentimiento era totalmente correspondido.
El momento concluyó con un rápido –y helado- baño en el mar, y los dos acurrucados junto a una fogata, compartiendo ese instante de fragilidad y devoción por el otro; también podría agregar "de perfección", pero el sueño le jugó una mala pasada y se quedó dormido cuando el hombre junto a él le estaba susurrando algo... Algo que, estaba seguro, había quedado grabado en lo profundo de su subconsciente y no podía recordar.
Su vida pasó de seguir un sistema estructurado a un desastre totalmente impredecible. Y allí estaba, en un barco repleto de vikingos, a los cuales no les entendía al hablar y lo trataban como un cerdo.
Había leído y estudiado sobre los pueblos nórdicos, y estas personas de cabello rojizo, barbas trenzadas, cascos extraños y adictos al alcohol, pero siempre pensó que eran un mito; como así también lo era el del capitán G-Dragon y su navío PMO.
Qué irónico.
Cuando de la voz arenosa del vikingo comandante resonó la palabra "Theophilus", entendió en qué problema se hallaba metido, el escalofrío que corrió por su espalda lo advirtió.
¿Era momento de rendirse? ¿Ya era hora de entregarse al destino que parecía tener asignado? Con los dientes apretados y una presión en el pecho sabía que no debía hacerlo, y nunca había sido una persona que no siguiera su instinto. Había alguien que seguramente, si seguía con vida, esperaba por encontrarlo, porque sabía que lo buscaría, en lo profundo de su alma algo lo aseguraba.
-Debo volver con él- dijo y se aferró a ello ideando los miles de modos para escapar de ese barco. Theophilus no podía sonreír con esa cara desfigurada al ver que había ganado, lo evitaría aún si tuviera que tomar decisiones drásticas en el intento.
Sin embargo el huir era complicado, no podía hacerlo solo; así que tuvo que confiar en la segunda y última persona en ese lugar que sabía su idioma: Umesh Rao, un indio que servía de esclavo a los escandinavos amantes del mar.
-G-Dragon te encontrará, me aseguré de ello- le susurró el hombre con una sonrisa en los labios y una convicción que lo hizo estremecer. ~
-No entiendo por qué tuvimos que esperar hasta que se pusiera el sol, al fin y al cabo nos verán igual.
-La paciencia es la clave del éxito, alteza, si se precipita le cortarán la cabeza antes de poder ver la luz del sol de nuevo.
-¿Acaso aprendiste mi idioma leyendo proverbios?- preguntó con el ceño fruncido. –Por favor hazte a un lado.
-Irás a una muerte inminente si me muevo- repuso el indio, cerrándole el paso en los escalones que subían al exterior.
-Es lo que quiero, ya no te soporto a ti ni a tus frases de mierda. Prefiero que me maten de un hachazo- refunfuñó con los brazos cruzados. Al cabo de unos segundos, suspiró. -Ambos sabemos que valgo más vivo que muerto, así que no me violarán ni harán ninguna de las cosas que dijiste- protestó, sentándose en el piso de manera brusca. –Aparte ya no hablas conmigo y me estoy aburriendo, al menos explícame qué fue eso de que GD me va a encontrar, solo has evadido el tema por horas.
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De frente al mar ~ [Nyongtory]
FanfictionLeyendas sobre el kraken, islas encantadas, tesoros perdidos, sirenas, hechiceras y barcos fantasmas se pueden escuchar alrededor de los siete mares. Pero una en especial es la que todo el mundo conoce y teme. Una que algunos aseguran que es real. U...