Por un momento creyó que había sido su imaginación jugándole una broma en el medio de la penumbra de la habitación, que la silueta que le pareció ver fue un mero invento del sueño pero no. La mano que tapó su boca y los brazos que la cargaron, sacándola de la cama como de la habitación la hicieron despertarse de inmediato.
—Que liviano te has puesto. —Habló con extrañez el sujeto que la dejó en el suelo del pasillo y al encontrarse rostro con rostro nadie podría asegurar cuál de los dos estaba más confundido— ¿Y tú quién eres?
— ¡Tú quién eres!
Gritó ella en respuesta. La mirada confundida del chico rubio solo incrementó el enojo que le causó el terror de ser secuestrada de su habitación en medio de la noche por un sujeto que ni si quiera la conocía y se daba el lujo de lucir inocente cuando su corazón casi fue explotado.
—Momento, ¿y Lían? —Preguntó, luego miró hacia la puerta del dormitorio— Estoy seguro que sigue viviendo en el mismo dormitorio.
— ¿Lían? —Guille pensó— Querrás decir Elián. —Le corrigió.
—Dame un segundo. —Le pidió el chico antes de abrir la puerta volviendo a adentrarse en medio de la oscuridad al lugar. Guille por su parte pudo mirar perfectamente sus movimientos a causa de la luz del pasillo. Éste fue hacia la cama de Elián y a penas poner su mano sobre la boca de él, el puño del dormido atacó contra el otro que lo atrapó sin problemas y demostrando una batalla de reflejos—. Sí, tú sin duda eres Lían.
— ¿Qué demonios quieres, Tai? ¿Tienes idea de la hora que...? —Su mirada se posó sobre Guille, que aún seguía en el pasillo— ¿Qué hiciste?
—Prácticamente me secuestró.
—Sí, bueno, le pregunté a él.
Elián refregó sus ojos sin prestarle nuevamente atención y la pelirroja no pudo sentirse más humillada pero aún así el enojo era mayor. Se acercó a ambos chicos y se plantó frente a ambos. Su compañero la miró sin interés y el invasor tenía los ojos muy abiertos y llenos de curiosidad.
— ¿No crees que merezco al menos una disculpa? Me has dado un susto de muerte.
Guille demostraba seguridad y confianza, no iba a desistir hasta conseguir una disculpa aunque sea.
Pero toda esa seguridad casi flaqueó cuando el chico se levantó, ubicándose frente a ella. Tuvo que levantar y por mucho el mentón para seguirle la mirada. Elián era más alto que ella pero éste chico sin duda era más alto que Elián, lo mínimo que podía asegurar era que el chico le sacaba treinta centímetros de más, sin mencionar el trabajado cuerpo que intimidaría a cualquiera. Los azulados ojos la inspeccionaban de arriba abajo, se cruzó de brazos un momento, luego llevo una mano a su mentón y se inclinó hacia el pelinegro que había cogió su móvil.
—Soy yo, ¿o tiene cara de chica?
—Sí, tiene cara de chica. —Le confirmó Elián.
—Estoy aquí mismo.
Quejó la respectiva chica pero no pudo hacer más que retroceder en cuanto el rubio comenzó a acercarse cada vez más a su persona con una examinadora mirada.
—Es raro pero divertido, ¿no crees? —Acercó su dedo al rostro de Guille hasta picar su mejilla. Luego otra vez y una vez más.
—Oye... —Pronunció con desgana— ¡No soy un animal en exhibición! —Protestó con las mismas palabras con las que le hizo sentir, cogiendo de la muñeca para detener los actos invasores a su rostro.
—Pico. —Dijo con un divertido tono, volviendo a tocar con su otro dedo índice una mejilla de la pelirroja y echándose unas carcajadas ante la reacción del menor.
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Guille
Teen FictionLos padres de Guille decidieron que por su propia seguridad, lo mejor era enviarlo a un internado para hombres pero hay un detalle, Guille es mujer. Huir al otro lado del país. Cambiar -no de manera literal- tu sexo. Tu nombre, a medias. E intentar...