Capítulo 17

50 9 0
                                    


Asiento dudosa. ¿Y si Chris no me quiere ver ahí?

Está dormido, estúpida.

Estúpida tus nalgas.

No creo que Chris me quiera ver después de esto. Aunque no fue mi culpa que él chocara, en ningún momento le dije que fuese a golpear a Nick. Pero sigo sin entender por qué lo hizo, esa no es su obligación. Frunzo el ceño pero me encojo de hombros. Chris es tan raro. Sigo lentamente a Mía, que está detrás de su mamá y de la doctora, pero debo apurar el paso cuando veo que entrarán a un ascensor. Subimos hasta el tercer piso y salimos. La doctora se detiene en la habitación 503 y nos indica que pasemos. Paso de última y me quedo parada junto a la puerta. La mamá de Chris llora al verlo pero Mía se mantiene fuerte, y sé que quiere llorar pero, al contrario de su madre, ella en ningún momento no lo hace. 

Mía me mira frunciendo el ceño y me pregunta si no lo voy a ver. Me muerdo el labio y eso sólo hace que mi labio sangre. Genial. Avanzo lentamente, muy lentamente, y lo miro sorprendida. Tiene la cabeza vendada, múltiples rasguños en el rostro y un yeso en el brazo. Es tan raro y difícil verlo en ese estado, siempre lo veo radiante, hermoso, sexy con su traje y sus lentes que le regalé, candente...

Okey, creo que ya todos entendieron.

Verlo así me hace sentirme mal, no debí decirle que fue Nick quien me golpeó. Además Chris exageró, no fue para tanto. Okey, ¿A quién engaño? Nick ésta vez se pasó. Si Nick no hubiese revisado mi teléfono mientras iba al tocador nada de esto hubiese pasado y en este momento estaríamos en el Club. Yo, probablemente riéndome a morir de Chris. ¡Marvado Nick! Todo esto es su culpa. Miro, nuevamente, a mi guardaespaldas y una lágrima cae por mi mejilla. Frunzo el ceño y me la quito rápidamente.

Regla Nro 1: Nunca llores delante de los demás. Llorar significa estar vulnerable.

¡Ay San Pepe Grillo, sana a Chris rápido! No lo quiero ver así, quiero al Chris fastidioso, gracioso, odioso y condenadamente sexy.

La puerta se abre de par en par sorprendiéndonos a todas, en la habitación entra un chico mayor que yo desesperado. ¡Santos unicornios! Este chico es un 10 de 10. Él cruza la habitación y, sin saludar a nadie, se acerca a Chris.

- ¡Demonios, hombre!. - El chico se voltea y se dirige a la mamá de Chris. - Hola Sra Maryi, ¿Qué tiene? ¿Qué pasó?

- Tiene una contusión cerebral, un hueso roto y varios rasguños. - Dijo la hermana de Chris secamente.

- ¡Joder! ¿Qué le pasó?.

- Chris es el guardaespaldas de Micaela. - Mía me señaló y el chico me miró un largo rato (Lo cual me puso un poco nerviosa). - La robaron y Chris decidió ir tras ellos.

- Él siempre de impulsivo y estúpido. - El chico negó con la cabeza mientras hacía una mueca. Luego se giró hacia mí. - Por cierto, Soy Alexander Sharman, pero me puedes decir Alex. Un placer.

- Micaela. - Le tomo la mano y él me la aprieta.

- Ya deben irse. - La doctora dice de repente. - Él debe descansar. ¿Quién se quedará con él?

- Yo. - Maryi dice decidida.

- Pero...- Mía interviene dudosa. - Yo me quería quedar.

- Pueden quedarse las dos, pero nadie más.

- Gracias.

La doctora se quedó en la puerta para asegurarse que nos fuésemos de ahí. Involuntariamente, me acerco a Chris y lo miro. Por favor, mejórate ya. Le doy un beso en la frente y, después de despedirme, salgo de la habitación. Bajo por las escaleras y me dirijo rápidamente al estacionamiento. Me subo en mi auto y arranco en dirección a mi casa. En el camino llamo a Kloe y le digo que nos vemos en mi casa. Sé que son la 1 de la madrugada pero ella siempre está para mí. La quiero demasiado. Maldita sea, no puedo sacarme este sentimiento de mi pecho. ¿Por qué tuviste que ir a buscar a Nick? Yo podía arreglarlo. Llego a mi casa en un dos por tres y en la entrada veo a Kloe parada con su pijama completo de panda. Apago el auto y salgo de éste.

- Mas te vale que sea importante. ¡Estaba durmiendo!. - Dice restregándose los ojos pero cuando me ve bien, los abre como platos. - ¡Santos pandas! ¿Qué te pasó? ¿Por qué tienes la cara jodida?

- Nick. - Respondí cansada provocando que mi mejor amiga se ponga roja de la furia

- Ahora sí que le doy su merecido. - Kloe pasa por mi lado pero la agarro del brazo. - Maldita sea, Micaela Mrccordy, ¡Suéltame ahora! Ese cabrón merece que le patee el puto trasero. - Kloe se cruza de brazos y frunce el ceño a más no poder. - ¿Qué se cree para golpear a mi mejor amiga?.

- Fue una equivocación.

- Siempre lo es. - Kloe me agarra de los hombros y me mueve. - ¡Reacciona Micaela!, él te está haciendo daño. ¿Por qué siempre lo defiendes?

- No sé. Lo amo, no sé. - Dije rendida.

- Lo amas, pero él no a tí. ¡Entiende! El amor no lastima.

- Él no lo hace.

- ¡¿NO?!. - Aún con la poca luz que hay puedo ver claramente su rostro completamente rojo. - ¿Y qué coño tienes en la cara?

- Moretones.

- ¿Y quién te las hizo?

- Nick.

- ¿Entonces? ¡Coño de tu madre, perra!.

- Ya te dije que fue una equivocación.

Mi mejor amiga me mira desesperada. - ¡Basta de defenderlo! Aunque haya sido una equivocación, él no tiene ningún puto derecho a golpearte.

- ¡¿Y qué quieres que haga?!. - Grito al fin.

- ¡QUÉ LO DEJES!. - Kloe grita más fuerte. - Llevo un jodido año diciéndotelo.

- ¡No puedo!

- ¿Por qué no?

- ¡Porque lo único que mi papá me pide a cambio de todo lo que me da, es que me case con él en unos años!

- ¡Lo sé! Pero estoy segura que él cambiará de opinión cuando sepa lo que te ha hecho.

- No hay pruebas.

- Tu eres la puebra... - La interrumpo.

- Es su palabra contra la mía.

- ¡Me importa tres kilos de verga! Tu terminarás con él, sí o sí. ¿Quedó claro?

Tal vez tiene razón.

Sé que Nick es súper celoso y que se molesta fácilmente pero aún así no tiene nungún derecho a ponerme una mano encima.

Bueno, 3 años de mi vida... adiós.

- No te oigo, ¿Quedó claro?

- Si capitán. - Hago una reverencia y ella sonríe.

- ¡No te escucho!

- ¡Sí capitán!. - Dije riéndome pero enseguida me puse seria. ¿Cómo reaccionará Nick?. - A Nick no le gustará.

- Cariño, me importa una mierda lo que el le guste. - Ella abre la puerta de mi casa y entra. - Ahora, muñeca, dormiré aquí.

- ¡Claro!, por cierto, se me olvidaba contarte algo.

- ¿Qué?

- ¿Te acuerdas de mi guardaespaldas?

- ¿Cómo olvidarlo? ¡Es candentemente sexy!

- Está en el hospital.

- ¿Khá?. - Kloe se queda boquiabierta. - ¿Pero qué pasó?

- Me vio llegar con moretones, me preguntó qué había pasado y, de estúpida, le dije que fue Nick. - Kloe niega con su cabeza. - Creo que iba a su casa a molerlo a golpes pero chocó.

- ¡Malvados unicornios! Yo quería que lo moliera a golpes para después hacerlo yo y que quede doblemente molido.

- Aún no sé cómo terminaré con él. - Subí las escaleras de dos en dos.

- Cuándo lo hagas, asegúrate de llevar al sexy guardaespaldas contigo y obvio a mí me avisas.

- Sí, sí. - Ruedo los ojos y me lanzo a mi cama. - ¡Amor de mi vida! Cuánto te extrañé.

- Ya lo sé. - Kloe me tira un beso.

- No era contigo.

- ¡Malvada perra!. - Lanzo una carcajada y mi mejor amiga se me une. 

Games Of DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora