Capítulo 4: Pánico en la cafetería

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Agni

Al llegar al comedor me encuentro con la típica normalidad de secundaria: grupos de gente excluidos de los demás grupos de gente, criticandose entre si e ignorando las buenas cualidades de las personas enfocándose solamente en lo superficial:

Quién está con quién
Quién se ve mal
Quién se ve bien
Qué come quién
Qué hace quien
Qué usa quién
Quién viste qué
Quién es más bonita que quién
Quien es más sexy que quién...

¿Podría nuestra generación ser peor?

Y ahora básicamente mis pensamientos ya están enredados y estropeados en el uso apropiado de las palabras "quién" y "qué".

Honestamente nunca me he sentido cómodo estando expuesto a tantos ojos; ojos que te escrudiñan y te encuentran incluso la más mínima imperfección reflejada justo en la superficie, ojos que ven todo de ti. Quizás no hay nada que me aterre más que las miradas puestas sobre mí y lo que piensan de mí. Obviamente no debería importarme lo que los otros piensen, pero lamentablemente no puedo evitarlo, ya que si supieran la verdad probablemente me odiarian y me tirarían comentarios sumamente ofensivos que terminarían de destruir mi autoestima. Siempre quise ser una de esas personas a las que simplemente no les importa, esas que son ellas mismas sin temor a nada, algún día sueño y anhelo ser así. Pero por ahora, estoy atascado con fingir "normalidad" entre tanta gente que juzga y hiere.

Así que simplemente entro y me encuentro con aquellos ojos, algunos enfocados en sus desayunos y otros mirando en diferentes direcciones, distraídos en sus pensamientos. Me digo a mi mismo que a nadie le importa qué hago o qué dejo de hacer, así que simplemente camino con Hanna a mi lado y entro a la fila para escoger mi desayuno, escojo dos sándwiches con queso, una manzana y una coca-cola, Hanna pide lo mismo que yo y nos abrimos paso por las miradas y las personas a través de muchas mesas hasta que encontramos una vacía donde nos sentamos ella y yo, y empezamos nuestro desayuno. Mientras estamos devorando nuestras respectivas comidas, Theo pasa por nuestro lado hasta llegar a la mesa donde se encuentra el equipo de fútbol y las porristas, básicamente es la mesa de los populares, la gente más patética que existe, después de mí, por supuesto. Cómo si eso no fuera cliché en lo absoluto.

Puedo notar la mirada de Hanna puesta en él mientras se acerca a sus nuevos amigos y pasa de nosotros. Perplejidad y tristeza plasmadas en sus lindas facciones. Sé perfectamente que él está pasando de nosotros, pero honestamente ya lo veía venir, a diferencia de ella.

-Está bien - le digo - se convirtió en un idiota de todos modos, si pasa de nosotros, honestamente él se lo pierde. Somos mil veces mejores amigos que las personas sentadas en esa esquina, las cuales son 90% falsedad 10% sangre. Si él quiere estar rodeado de personas así, es su elección. Por más que nos duela.

-Tienes toda la razón, que se joda.

A pesar de su respuesta, sé que desearía que aún estuviera con nosotros del modo en que solía hacerlo.

-De todas formas... - continúa ella - las amistades son puestas a prueba en este último año de secundaria, al igual que las relaciones. Si continuamos nuestra amistad todo éste año, mantendremos el contacto siempre, y si no, es porque de verdad no tomas nuestra amistad enserio. Con aprecio y lealtad.

-Tienes razón, éste año y el siguiente es crucial para nuestra amistad. Pero de todas formas, no creo que nada pueda separarnos. - le doy una sonrisa.

Finding You (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora