Reina Pirata Luffy X Boa Hancock(Historia 2)

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Sentía el cálido cuerpo de Hancock, no entendía por qué pero esta mujer me transmitía una tranquilidad que no podía comparar, aunque también sentía el vacío en mi pecho y el recuerdo de la muerte de mi adorado hermano, nada de esto estaría pasando si no fuera débil, no hubiera perdido a mis nakamas ni a Ace, un ligero quejido me saco de mis tristes recuerdos, levante la vista para encontrarme con el rostro sereno de Hancock, era raro verla así pues casi siempre se la pasaba o con el ceño fruncido o hablando barbaridades sobre que estoy casado con ella.
Sabía que no era una chica mala, simplemente el pasado le había jugado una mala pasada, aún no podía creer que hubiera gente tan cruel como para esclavizar a las personas, estaba seguro de que había todavia más cosas que Hancock no me contó, pero simplemente no queria obligarla a que dijera algo tan doloroso para ella, no entiendo por que pero mi corazón se comprimia cada que recordaba las lágrimas recorriendo sus palidas mejillas, como se tapaba el rostro intentando ocultarse, ese día me encargue de demostrarle que su pasado a mi no me importaba que yo la aceptaba por que para mi, ella era especial, ella apesar de que lo negaba era tierna y desprendía una calidez y dulcura que no lograba comprender, con Nami era diferente, pues con ella me llevaba un poco pesado, era mi mejor amiga, en cambio con Boa, a ella la trataba con cuidado, jamás me llevaría con ella como me llevo con Nami, simplemente era distinto.
No supe cuanto tiempo me quede admirando su rostro, tal vez fueron minutos, segundos, me atrevería a decir que un parde horas, pues lo único que me hizo dejar de verla fue el sonido de mi estómago rugiendo, lo cual provocó que ella empezara a despertar.
- L..Luffy- fue lo primero que dijo mientras su rostro tomaba el color de uno de los jitomates que Sanji solía tener en la cocina, esta mujer me sorprendía, como podia pasar de estar tranquila y serena a una mujer que se ponía loca cada vez que la miraba, simplemente Boa Hancock era rara.

La veía mover los dedos mientras me daba la espalda.
¿Ahora que le pasaba?
- Luffy, que tu y yo- se le trababa la lengua- estamos asi, osea, que ¿somos esposos?- me vio con unos ojos llorosos.
- Realmente no pienso casarme- dije sin más mientras veia como se ponía una mano en su pecho y hacia una pose dramática.

Boa llamó a Margaret y a las demás guerreras para que me trajeran algo de comer, pero por más hambre que tenía, la preocupación por mis Nakamas y el recuerdo de mi hermano me atormentaba, había tenido pesadillas donde recordaba a Ace y a mi otro hermano Sabo.
¿Porqué razón había tenido que perder a sus dos hermanos?
Me culpaba una y otra vez, pues si tan solo no hubiera sido débil, presiento que los tendría a los dos, a lo mejor no en el mismo barco pirata, pero sabria que estan vivos, que estan cumpliendo sus sueños, siendo libres como habíamos prometido.
Por desgracia asi no era la cosa, ahora ellos estaban muertos, y yo aquí comiendo carne de rey marino mientras que mis amigos estan en otros lugares.
¿Estarán bien sin el?
¿Acaso lo odiaran por ser alguien débil?
¿Y si quieren renunciar a la Banda por mi debilidad?
Cada pensamiento era más cruel que el otro.
Fue hasta que la mano de Hancock toco la mía que logre despertar de ese ligero shock, me gire a verla, su rostro no estaba sonrojado, no hacia alguno de sus ademanes raros, sencillamente me veía preocupada.
- Luffy- dijo mi nombre
Negué con la cabeza.
- Tranquila, solo pensaba en mis Nakamas-
Agachó un poco la cara, realmente no le di importancia, intenté seguir comiendo aunque se me hiciera imposible.
Ella se notaba rara.
¿Ahora que tenía?
Ella era todo un enigma que no tenía ni ganas ni tiempo de descifrar.

Ahora que lo analizó, si no me hubiera separado de mis Nakamas, tal vez nunca hubiera conocido a esta chica, pues si conocerla implicaba alejarme de mis amigos y ver morir a mi hermano, pues hubiera preferido jamás conocerla.
¿Estaría siendo cruel?
Pues si ser cruel implicaba ser sincero, pues entonces Monkey D. Luffy era la persona más cruel de estos mares.