Inglaterra 2026

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-Diana... D-Duele- Akko estaba siendo cargada por su gran amiga Diana. Su cuerpo estaba lleno de rasguñones y cortadas con gotas de sangre callendo sobre su piel. Tenía una gran mancha sobre su uniforme en la zona del estómago y la causa era nada más ni nada menos que tres balas que seguían incrustadas en su cuerpo.
-¡No! ¡Akko tienes que resistir un poco más!- Las lágrimas caían sin parar de los ojos de la rubia.
-N-No se si... Pueda- La vida se le escapaba con cada palabra que pronunciaban sus labios.
-¡Tienes que poder!- El camino hacia las tiendas médicas no estaba cerca y el que las piernas de la inglesa funcionaran torpemente debido a que ella también estaba herida dificultaba más la tarea.
-¿F-Falta m-mucho?- No podía mover su cabeza para ver el camino. Diana, por el contrario, veía a la perfección por donde caminaba, todos los cadáveres de sus compañeras y compañeros desparramados a lo largo de todo el terreno que su vista lograba ver. También habían cuerpos de soldados enemigos, que amenazaban con moverse en cualquier momento, a pesar de estar sin vida. Y, lamentablemente muy a la lejanía, logró ver una de las carpas donde trataban a los heridos en gravedad.
-¿Diana?- Insistió. Nesecitaba saber la verdad ya que su vida corría peligro.
- Sí- Las lágrimas no la dejaban continuar hablando y el nudo en su garganta empeoraba las cosas.
- Si me sigues cargando, pronto caerás tú también- Un gran estallido sonó cerca de donde se encontraban- Y no quiero que también mueras-
El corazón de la Cavendish se paró por un instante, ¿tan rápido había aceptado Akko su muerte?
-¡No digas eso!- Aceleró el paso- ¡Ninguna de las dos morirá!-
- Tú nunca mientes, Diana...- Cada palabra resonaba en su interior y aumentaban su dolor- No lo hagas ahora- La esperanza se perdía con cada paso que daban.
- ¡No estoy mintiendo!-
Me temo que como narradora es mi deber informarles que Diana Cavendish sabía perfectamente que el tiempo de Akko se estaba acabando.
Durante seis años, luego de su graduación de Luna Nova, la rubia estudió medicina y magia. Se volvió una bruja experimentada y una emergentóloga profesional. La llamaban de múltiples lugares para que atendiera toda clase de pacientes y ayudara con sus hechizos. Obviamente, en cuanto la tercer gran guerra mundial se desató, la solicitaron no sólo como doctora, sino también para que formará parte del ejército de brujas.
Akko también se dedicó a la magia, como era de esperarse, sin embargo, ella aprovechó la tutoría de la profesora Chariot y estudió profesorado, convirtiéndose después en una maestra en Luna Nova. Lastimosamente, tampoco se salvó del llamado al ejercito.
- Ya no me queda m-mucho tiempo- Una lágrima con tonos rojizos se deslizó por su mejilla- Y hay algo muy importante que aún debo decirte.
- ¡Aún puedo cargarte!- Sus piernas temblaban con cada paso que daba y el cansancio aumentaba el peso de Akko- ¡Resiste un poco más!- Trató de curarla, pero su varita se volvió cenizas luego de una explosión y no contaba con los materiales necesarios. La varita de la nipona estaba partida por la mitad. Se sentía culpable por ser tan inútil en momentos como estos.
-¡Diana!- Ya no podían seguir así- ¡No llegaré! Por favor, escuchame- La inglesa calló de rodillas al suelo, produciendo heridas en ambas que no tardaron en liberar sangre.
La morocha calló a su lado, y arrastrándose levemente con sus brazos, logró quedar al lado de su querida amiga.
- A-Akko...- El dolor y la tristeza dominaban todo su ser- Lo siento...-
- No es tu culpa- La abrazó como pudo- Hiciste todo lo que estaba a nuestro alcance y aún más. Siempre te estaré agradecida por cuidar de mi durante todos estos años-
- No Akko...- Ya era hora de sacar todos los secretos, era su última oportunidad- Fui una terrible amiga desde que nos conocimos-
- Estoy feliz de haberte conocido cuando aún eras cruel conmigo- Hacía un gran esfuerzo para no tartamudear- Así pude enamorarme de cada uno de tus aspectos- La ojiazul dirigió su vista a los ojos de la japonesa sorprendida de sus palabras.
-¿Q-Qué?- Las lágrimas no tardaron en aparecer.
- Te amo, Diana. Siempre lo he hecho y siempre lo haré- Las mejores últimas palabras que se le ocurrieron. Diana sin pensarlo se tiró sobre la morocha besándola.
- Yo también te amo, Akko- Dijo al separarse. Con su último aliento de vida, cerró sus ojos y le dedicó una de sus mejores sonrisas... Y la última.
- ¡No Akko! ¡Por favor no te vallas! ¡Te necesito a mi lado, por favor!- Sus gritos alertaron a un soldado que estaba tirado inconciente en el suelo.
-¿D-Diana?-Por suerte, no era enemigo, de hecho, era un amigo.
- ¿Eh?- Al voltarse pudo distinguir al aún correcto Andrew- ¡Andrew! ¡Rápido, ayúdame a cargarla! ¡Hay que llevarla a la carpa!-
- D-Diana, yo...- Andrew miró sus piernas... O lo que quedaba de ellas- Lo sient-to...-
La vista de Diana se enfocaba en el gran Manchón de sangre que cubría a su amigo. Luego miró a Akko, besó su mejilla y le dijo por última vez "Te amo". Reuniendo las fuerzas que no tenía, se acercó al chico, le hizo torniquetes en sus muslos y cargó a Andrew en su espalda.
- No está lejos el campamento enemigo, vamos- Sin vacilar ni voltarse a ver los cadáveres, Diana corrió lo mejor que pudo hacia donde creía que se encontraba la carpa médica del equipo enemigo.
- Nos matarán- Andrew ahora estaba en una posición similar a la que Akko se encontraba antes.
- No tenemos alternativa- A mitad de camino, Diana calló nuevamente al suelo. Las lágrimas de frustración nuevamente recorrían su rostro.
- ¡¿Por qué soy tan inútil?!- Un gritó muy alto alarmó a los soldados enemigos.
- ¡¿Quienes son ustedes?!- Los ojos azules de la rubia se cerraron dejándola inconciente.
...
- Diana- Una suave voz la llamaba- Despierta, tenemos que irnos- Lentamente, sus ojos se fueron abriendo.
- ¿A-Akko?- La figura que lograba apreciar se veía distorsionada por la poca luz del lugar.
- No, lo siento- El médico se separó de su lado permitiendo que su vista se acostumbrara a la oscuridad.
- Diana- Dijo está vez Andrew, que se encontraba a un costado de la manta donde habían acomodado a la inglesa- ¿Cómo te sientes?-
- ¡Andrew!- Una vez que recuperó su memoria y su cerebro se activó, Diana recordó lo que había sucedido.
- Estoy bien, tranquila- Sus heridas ya habían sido tratadas, su color de piel habitual había regresado y ya se veía lleno de vida nuevamente.
- Que bueno que uno de los dos lo lograra- Su vista se posó en los ojos del joven, que tenía algunas gotas en sus ojos al igual que ella.
- Disculpen que interrumpa, pero en verdad tienen que irse-
- ¿Dónde estamos?- Preguntó aún confundida.
- En la carpa médica enemiga-
- ¡¿Que?!- No podía creer que en verdad los hubieran salvado- ¿Por qué nos ayudaron?-
-Les debemos mucho a tus padres- Dijo uno de los soldados que estaba cerca- Ellos salvaron a mi hermano-
- Y a mi padre- Mencionó otro.
- Y a mi esposo- Mencionó alguien más allá. Y así muchos mencionaron todos los riesgos que los padres de Diana corrieron para salvar sus inocentes vidas. Ella no se podía sentirse más orgullosa de portar el apellido Cavendish.
- Es lo menos que podemos hacer por una Cavendish- Mencionó el médico- Pero me temo que no todos piensan igual, así que mejor corran mientras aún pueden-
- Gracias- Respondieron ambos jóvenes.
La rubia cargó al morocho en su espalda y, con sus fuerzas renovadas, corrió lejos de la guerra... Y lejos de su amada...

One-Shots de Little Witch AcademiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora