Capítulo 4. Azúcar amargo

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Intentamos realizar un desembarque lo menos emergente posible, pero la verdad es que nuestro descenso del vehículo no era muy estético que digamos. No olvidemos primero que ¡HELLO, FURGON PUMPER!!! y segundo: MUPPETS. Es decir, nuestro Glamour era nulo. 

—¡Ay Nooo! —exclamó Ana Clara al bajarse cayendo del furgón.

Celina quiso atajarla pero lamentablemente cayó en un charco lleno de barro. 

—¡Ay! ¿que voy a hazzzer? —lloró Celina embarrada hasta la nuca. Ana Clara intentó poner en orden sombrero frotando frenéticamente la flor de la tela como una langosta mojada. 

Algunos grupos  del local se voltearon al ver el espectáculo. 

—¡Tomá! —gritó Valeria con gesto de Mac Giver lanzando una remera que sacó de la guantera. —¡Te salvé! —agregó suficiente. 

Mmm, esto era tan nosotras. La remera tenía impreso el hipopótamo del local.

Brody's, el boliche mas importante de la ciudad estaba repleto de jóvenes necesitados de aceptación. Colas en forma de rosca y tarjeteros, que entregan entradas por categorías: están los que tienen las tarjetas vip, los que tienen "Dos por uno", "consumición gratis" y los que entregan a mansalva la leyenda "pagan todas". Esta última es la mas humillante de todas las tarjetas y por su puesto la que vamos a obtener nosotras. 

A simple vista hay tres entradas. Una, en donde no hay prácticamente nadie, que es por donde entran los  personajes destacados, populares o famosos que van directo al VIP. Otra, en donde hay un volumen pequeño de gente, a la que acceden todos aquellos que tienen las entradas con algún membrete especial. Y por ultimo, una cola larga, que incluso llega a la otra esquina, que es la de los que tienen la tarjeta "Pagan todos". Ahí es donde vamos nosotras directo. Sin dudarlo ni discutirlo, nos colocamos como gallinitas cumplidoras donde nos corresponde. ¡A empollar se ha dicho! Es probable que al local no entremos nunca por la longitud de la cola, pero el entusiasmo no mengua. Al menos, volveremos a casa con pollitos...

—¡Aquí estamos, al fin! —dijo Valeria sudando. 

—Ezzpero que podamos entrar — dubitó Celina tomándose de la remera.

—¡No falta tanto! —exclamó Ana Clara.

—Eso parece —acoté. No era irónico. Intentaba animarlas.

Las superpoderosas acababan de descender de un Mercedes, el del padre de Lourdes. La primera en hacerlo, fue Ambar. Una pequeña sacudida basta para que ya esté perfectamente posicionada fuera del auto como una figura de hollywood a punto de hacer su pasada por la red carpet. 

Celina me codeó. Valeria abrió la boca, Guille refunfuñó. Ana Clara y soledad se tomaron del brazo como si fueran dos vecinas que iban a comentar algún chisme de barrio.

¡Lucía realmente como la estatuilla! No se si pasaba horas haciendo eso, pero el resultado era digno de aplaudir. Todo el local se dió vuelta para verla. Llevaba el cabello suelto y ondeante, con algunos destellos brillantes por el sol cayendo sobre el rostro tan angelical como malvado. Una solera pequeña de color rosado con florcitas bordadas en distintos tonos morados acompañaban su esbelta figura.

¡Aha, solo faltaban las alas para verse como un verdadero Angel de Victoria Secret! Me descubrí exclamando internamente atónita, casi sin darme cuenta que acababa de completarse la postal grupal con Bombón posicionándose detrás de ella junto a Burbúja y Bellota. 

Lourdes lleva unos shorts diminutos con una camisa atada al estomago. Bah, solo alardeaba la cantidad de días que era capaz de pasar sin comer. Esmeralda, la mas pequeñita de todas,  también había elegido un vestidito fucsia ajustado. En cambio, Mara era como siempre, la única que desentonaba un poco con su look rústico, un poco deportivo.

Las Chicas solo quieren divertirseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora