Día 6

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#Kiriasuweek2018
Día 6:Vida real (Canon)

—Yuuki-san eres una excelente alumna, y por eso me atrevo a hacerte esta petición ¿crees que puedas ser tutora de algunos alumnos de clase inferior?

Por supuesto la brillante y perfecta Asuna Yuuki había dicho que sí sin rechistar, el único que tomó con gesto ceñudo y cara de pocos amigos la novedad fue su novio, que gracias a esa tarea veía su tiempo juntos mermado. Pero sin dar muchas muestras de carácter, se limitó a mantener la boca cerrada y a aceptar a regañadientes que su novia fuera maestra de chiquillos con pésimas calificaciones. Limitando sus encuentros a cuando por casualidad viajaban en el mismo tren de camino a la escuela, o de encontrarse en la hora del almuerzo si no debía dar clases de apoyo extra.

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La chica que yo quiero.

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Era un día cualquiera, una tarde cualquiera siguiendo la rutina que ya era familiar dentro del establecimiento para sobrevivientes de SAO. La reconocida sempai y alumna estrella Asuna Yuuki se encontraba dando sus acostumbradas clases de apoyo a su reducido número de alumnos de cursos inferiores, como solía hacerlo todos los días, desde hacía ya algunos meses.

Todo seguía su acostumbrado rumbo normal, que ni siquiera volteó de su lugar junto a la pizarra cuando oyó chirriar la puerta de entrada. Alguien había entrado. Acostumbrada a que alguno de los niñatos llegara tarde, solo frunció ligeramente el ceño pensando que debería quedarse más tiempo por culpa de algún irresponsable y siguió escribiendo con su marcador en la pizarra. Terminó de copiar el ejercicio que consistía en un larguísimo cálculo matemático y se volteó para explicarle a la clase… pero la punta de su nariz pequeña chocó con la de un individuo familiar que la sujetó de los hombros para que no cayera de la impresión.

—¿Ki-Kazuto-kun? — cuestionó demasiado sorprendida de verlo allí, en el medio de su clase, con esa cara de mártir como la que usualmente portaba.

A pesar de todo se veía tan atractivo, y ¿cuándo había crecido  tanto…? un calor abochornante trepó sin permiso por sus mejillas.

—Hey Asuna — dijo este elevando la esquina de sus labios en esa media sonrisa característica que volvía gelatina sus rodillas. De pie allí, podría pasar tranquilamente por un estudiante más de su pequeña clase. Pero él era muy inteligente, mucho más que la propia Asuna, solo que algo conformista con sus calificaciones. Sin embargo ese joven tenía una endeble etiqueta de privilegiado estampada en la frente, y ese aire noble, digno, revelaba al flamante héroe dorado que había vencido SAO. Era lógico y normal que todos los alumnos lo miraran embelesados, reconociendo al ídolo, al dios que derrotó el juego.

Asuna sabía que en ese momento todos estaban al pendiente de él, nadie le prestaba atención a ella, y nadie se perdería lo que fuera iba a decirle. Aunque la mayoría de los directivos estaban al corriente de la relación de ambos, jamás habían dado lugar a habladurías o a murmuraciones. Se podría decir que era una de las pocas veces que se mostraban juntos ante quienes no eran su grupo de amigos.

—¿Ocurre algo? —siguió ella, y meneó levemente el cuello notando por primera vez lo tensionada que estaba. Kazuto pareció leer su expresión adolorida y sus ojos grises cual acero refulgieron.

La chica que Yo quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora