Bajo el mismo árbol

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Miles de pétalos de las rosadas flores de cerézo de aquel viejo y antiguo árbol caían con la suave brisa del otoño que ahí emenaba.

Recargada en esa vieja y seca madera se encontraba una pequeña niña de rubios cabellos.

Su voz era muy fina, apenas se podían escuchar los sollozos y breves gimoteos que salían de su boca. Con los ojos innundados de cristalinas lagrimas saladas sacó su cara de la barrera que había formado con sus piernas y brázos, para proteger su llanto y que este pudiese escapar con libertad.

Mirando con los ojos vacíos y nublados de dolor el bello campo en el que se encontraba, las lagrimas pararon de chorrear, acumulandose entre sus pestañas inferiores mientras que las que ya habían hecho su húmedo camino se secaban.

Bajando la mirada volvió a su mente aquel hombre rubio al que una voz ecocortante e infantil llamaba "Papá". El tan solo recordar ver a ese hombre pálido dentro de un ataúd hacía que sus redondos orbes violetas lagrimaran de nuevo.

Pronto volvió a sacar su mirada encontrandose con un inesperado pañuelo blanco. Este era sostenido por una mano un poco más grande que la de ella. Sigiendo con la mirada conduciendose por la muñeca hasta el brazo, finalmente llegó a una redonda cara de un infante.

Este tenía unos brillantes ojos carmesís con una delicada cabellera morada. Al parecer estaba preocupado por ella, aunque a juzgar por el temblor de su mano extendida también estaba nervioso.

Aceptando el gesto del niño, limpió sus lagrimas y naríz con este, devolviendole el paño a sus manos.

Este paresía un poco más tranquilo, poniendo una pequeña sonrisa tierna en su cara se sentó al lado de la ojivioleta, mirandola con dulzura y candidez.

*Es un paisaje muy lindo, ¿Verdad?

Dijo el niño pelimorado, la niña solo se sintió un poco extrañada y respondió...

*Lo es..

Un pequeño silencio apareció unos momentos.

*Parece que los pétalos de las flores no tardarán en marchitarse, así que pensé en verlos una vez más.

Ella un poco interesada preguntó...

*¿Vienes muy seguido aquí?

*No, de hecho es la segunda o tercera vez que vengo a este lugar

*Ya veo...

*Pero, ¿Sabes? Me gustaría poder venir más a menudo, es muy tranquilo por aquí

*Sí, tienes razón, es un campo muy silencioso

*Además, me gustaría recargarme y pensar junto a este árbol, dicen que ha vivido por 150 años.

*¿De verdad?, eso no es posible...

*Sólo es algo que escuché de por ahí, no sé si será verdad

Bajo el mísmo árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora