2

780 97 53
                                    

  Me desperté gracias a mi despertador, eran las 10 de la mañana, mi madre estaba con unos clientes y mi padre con unos amigos en el bar. Me levanté y me desayuné, me lo preparó mi mamá antes de irse. No tenía nada que hacer, desde que pasó aquello de que me perdí, Mino, no me habla, eso no me gusta. A decir verdad, lo entiendo, soy mayor que él, ya llevo 2 años aquí en Seúl y la madre de este le echó tal bronca que se oyó hasta en mi piso. Me siento mal, ya le perdí perdón, pero nada, hace como que no existo.

— Me pondré a ver la tele, supongo —. Cogí el mando a distancia y encendí la tele, buscaba por los canales esperando ver a Pororo u otro dibujo animado que me gustase.

  Lo dejé en un canal para niños, estaban en anuncios, entonces oí risas por el pasillo. Bajé el volumen de la tele. Se oyeron más fuerte, sin duda sabía de quien eran esas risas, P.O. y Mino. Mis lágrimas se acumularon en mis ojos y me costaba respirar. Obviamente que Mino debía de preferir a JiHoon, él era mejor amigo que yo, no le echaban bronca por su culpa, podía cuidarse solo, era mejor en todos los sentidos. Me levanté del sofá, sé que lo que iba a hacer me iba a poner peor, pero sentía que debía hacerlo. Cogí un taburete, lo arrimé a la puerta, me subí y miré por la merilla. Allí estaban ellos dos, ¿estaban llorando de la risa? Si, lo estaban. Mino nunca se ha reído conmigo hasta llorar, pero con P.O. casi siempre.

— Bueno, Mino-yah, nos veremos el lunes —. Le dió un golpe en el hombro y se fue.

  ¿Deberia ir de nuevo a pedirle perdón a Mino?. Cogí las llaves y fui abriendo lentamente la puerta, asomandome por esta, soltó un chirrido haciendo que Mino se sobresaltase.

— Hola... —. Me ignoró. — Mino-yah, perdoname... —. Mis ojos estaban llenos de lagrimitas.

  Ni siquiera se volteó a mirame, es como si no le estuviera hablando, eso hacia que me sintiera más culpable. Miré hacia el suelo y por el rabillo del ojo observe como este subía las escaleras para llegar a su piso, yo entré dentro del mío y volví a cerrar.

  Pasó una hora y no podía pensar en otra cosa, siempre empeoro las cosas, no sirvo para nada. Ha sido todo mi culpa, si tan solo no me hubiera perdido... Él ya no quedrá saber nada de mí nunca más. Todos estarían mejor si yo desapareciera.

— Me escaparé... —.

***

  Llevaba horas caminando entre los callejones de Seúl, me llevé conmigo unas galletitas y mi botella de agua, aunque ahora que lo pienso debía haber traído más. Deberían ser sobre las dos y algo, es cuando hace más calor. No tenía lugar específico al que ir, así que no puedo decir que estaba perdido. Tenía mucho miedo, todo a mi alrededor estaba desierto, no había ningún alma. Me pregunto que dirá mi mamá, ¿me vendrá a buscar?, ¿habrá notado que me fui?... ¿Y Mino?, ¿qué hará cuando se entere?, ¿le importará?¿o le dará igual?.

  Seguía caminado sin rumbo, ahora me encontraba por unas callejuelas muy sucias, también debería haber un hospital cerca, ya que había muchas personas tiradas en el suelo con jeringuillas inyectadas en el brazo o tomando pastillas. Me pregunto si en el médico estaba lleno y por eso tuvieron que atender a todas estas personas en la calle. Tenía hambre, hace rato que me comí las galletitas y bebí el agua, miré al cielo preguntándome que debia hacer para conseguir algo de comida, cuando de repente me choqué con un hombre.

— ¡Lo siento,no me fijé por donde iba! —. Hice una reverencia, fijandome que en la mano llevaba una pequeña bolsa llena de polvos blancos, ¿haria tal vez?, si este hombre había comprado harina, significaria que tendría que haber una pastelería o algo de ese estilo cerca. ¡Podría comer algo!.

Novios por un contrato [SongKim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora