Hoseok POV
7 meses después
Los bajones surgen de repente. Estás bien, tal vez no feliz, pero normal, y de un momento a otro tu corazón late con más pesadez, como si repentinamente volviera a ser consciente de la carga que soporta. Es lo mismo cuando corres; te cansas y comienzas a quejarte, sin embargo algo te impulsa a no parar y tiempo después te das cuenta de que has continuado corriendo a pesar de haber dicho antes que estabas cansado. Es entonces, cuando eres consciente de que estás aún corriendo, cuando la sensación de cansancio regresa a ti y se queda hasta que la olvides de nuevo. Un ciclo vicioso que se repetirá constantemente hasta que por fin dejes de correr. Más o menos así mismo con la vida; el fantasma de una preocupación olvidada te persigue y cuando intentas sonreír la sensación es extraña. No es pura, pero te fuerzas a llevar a cabo el gesto porque eres consciente de que no hay ninguna razón por la que debas sentirte mal. Tu vida no es perfecta, tampoco esperas que lo sea. Tus notas son promedio, pero sabes que con un poco más de empeño eres capaz de superarte. Tu hermanos te agobian, pero ellos solo te atosigan con inocentes abrazos de cariño. Las deudas las pagaste el mes anterior y tu mayor preocupación ahora es ahorrar para el cumpleaños de un amigo.
Te dices: "Todo va bien, entonces ¿por qué me siento de esta manera, con un vacío en el pecho y la sensación de que todo se va suavemente a la mierda?"
Y mientras estás sentado en el sofá dándole vueltas a la misma pregunta, vienen a tu cabeza todos los recuerdos de situaciones del pasado que, migaja a migaja, se han amontonado y han ido acentuando esa sensación de desasosiego que sientes hoy. De repente recuerdo que mi mejor amigo murió un día como hoy hace doce meses y que desde entonces no he vuelto a establecer la misma conexión pura y sincera que tenía con él con ningún otro. Recuerdo lo mal que me porté con aquella compañera de clases por el simple hecho de que ambos nos caíamos mal. Los malos pensamientos... los meses de soledad a los dieciséis cuando mi novia de entonces quedó embarazada y abortó. La mirada decepcionada de mi madre, la indiferencia de mi padre y la inocencia de mi hermano menor, que aún no comprendía nada. Todas las cosas que hice a escondidas y que sabía que no estaban bien. Los remordimientos, pero también las cosas de las que no me arrepiento y que probablemente volvería a hacer en cualquier momento, como volver a fumar o tatuarme cualquier tontería por pequeña que fuera solo por llevar la contraria a mi familia. Los consejos que no seguí y las veces que maldije a mi hermana por meterse en mi vida. Los lugares en los que irrumpí sin permiso y mis desafíos infructuosos a los códigos sociales. Las veces que pequé de ignorante y herí los sentimientos de alguien. Cuando me hirieron a mí y repliqué de la manera indebida. Todo se junta y detona en forma de una gran bola de nieve que guarda depresión y oscila al borde de la montaña, desborda y comienza a rodar hacia ti cada vez a más velocidad. Y la ves venir, pero sientes que no puedes hacer nada. El blanco de la gran bola se confunde con el entorno también blanco y si quieres hacerte el loco solo tienes que fingir que todo va bien y ya está. Pero aunque no la veas venir, sí escuchas el sonido que esta produce al acercarse. No puedes estar más prevenido y es entonces cuando decides: o te quedas parado esperando el milagro de la salvación o comienzas a correr por tu vida.
Yo la vi venir y me quedé inmóvil. No esperaba un milagro celestial, pero tampoco tenía una motivación por la cual querer seguir viviendo, así que solo la miré venir, a la espera de lo que esta podría traer para mí, y nunca me arrepentí como más tarde lo hice de esa nefasta decisión. La inacción fue lo peor que pude elegir, sin embargo fue necesario en mi vida el proceso posterior a la avalancha. Si no hubiera caído tan bajo, no hubiera encontrado nunca un verdadero motivo para motivarme a ascender.
Después de la muerte de Jimin pasé por tres fases: la caída, el sueño y la colina.
Escucho a mi espalda las voces de mis compañeros debatiendo sobre dónde colocar las cosas mientras vacían el maletero del coche. Debería estar ayudándolos, sin embargo aprovecho los minutos de ajetreo para alejarme y pensar; ellos me dejan marchar sin preguntas, o tal vez incluso no se hayan percatado de mi ausencia a pesar de hallarme a solo unos cuantos pasos de ellos en esta zona llana y vacía varios kilómetros a la redonda. Camino sin mirar atrás, mis ojos enfocan la tierra que van pisando mis botas y observo como la arena se levanta del suelo con cada pisada y ensucia mi calzado. Alzo la vista al frente. Delante de mí se halla una pequeña cuesta que encamina hacia el borde de la colina, unas grandes piedras colocadas por los mismos transeúntes son lo único que te protege de una infortunada caída al vacío. Las veo de lejos, ya que me encuentro a muchos metros de distancia del límite, pero mis pies siguen avanzando hacia delante, a paso lento, disfrutando de la desertidad del paisaje, mientras mis pensamientos deambulan por sus propias calles.
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Miedo a vivir [Jung HoSeok]
Fanfiction×ADVERTENCIAS: ~Muerte ~Depresión ~No romance ×ThreeShoot ×Inspirado por el capítulo 9, "...And then you die", del libro de título original: "The subtle art of not giving a fuck", por Mark Manson. ×Canciones (no es necesario escucharlas para la tram...