Conoció a Yoongi cuando eran pequeños, en la escuela. Siempre había sabido que era uno de los vecinos de su barrio, pero realmente nunca había hablado con él, hasta que espantó a unos matones que pretendieron robarle el dinero para el almuerzo. Su hyung era intimidante, siempre tan valiente y fuerte, quizás no el más grande, pero no por eso dejaba de ser su héroe, en todos los sentidos.
Como todo chico maravillado por alguien a quien veía tan increíblemente interesante, luego de haber sido rescatado por él, Taehyung empezó a seguirlo por todos lados, rogando por su atención e intentando por todos los medios hacerse su amigo. No llevó demasiado tiempo hasta que el mayor se rindió y de a poco, se abrió a él tanto que la amistad de ambos floreció de forma increíble en poco tiempo.
Vivían uno al lado del otro. Si no estaban en casa de Taehyung estaban en la de Yoongi, y viceversa. Donde estuviera uno, estaría el otro sin faltas. Eran uña y carne, completaban las frases del otro, se prestaban ropa, la casa de uno era la casa del otro. Era indudable que, incluso con sus diferencias en gustos y en personalidad, eran mejores amigos inseparables.
Pero no todo podía ir bien.
Los problemas comenzaron cuando Taehyung cumplió trece años.
Sus padres le habían organizado una fiesta de disfraces por su cumpleaños con tema navideño, incluso cuando la fiesta ya había pasado, y sin quererlo, ingresó al baño justo cuando Yoongi, de quince años en ese entonces, se desvestía para colocarse el estúpido disfraz de reno que Taehyung lo había forzado a ponerse. Estuvo quieto por largos segundos, mirando su pálido pecho desnudo y sintiendo cómo el corazón y la respiración se le aceleraban, no sabía qué hacer o decir, como si su cerebro hubiera hecho cortocircuito.
Tomó solo una sonrisa traviesa de Yoongi para que todo cambiara.
Al mismo tiempo que se sonrojaba de vergüenza, unas ganas terribles se arremolinaron en su estómago y subieron con demasiada velocidad por su cuerpo. Desesperado y confundido, Taehyung apartó a Yoongi del camino y se dejó caer de rodillas junto al inodoro, donde empezó a vomitar una, y otra, y otra vez. Las arcadas eran terribles y dolorosas, tanto que le lloraban los ojos mientras seguía sufriéndolas.
—Taehyung, ¿qué sucede? ¿Comiste algo pasado? —preguntó Yoongi ubicándose a su lado en cuclillas, abrazándolo con un brazo sobre sus hombros—. Hoy hemos comido lo mismo, no es posible que...
Cuando ambos se inclinaron a mirar el contenido del inodoro no pudieron responder a ninguna de sus preguntas, solo consiguieron que todo se volviera mucho, muchísimo más confuso: Taehyung había vomitado pétalos de una flor azul. Nada más que eso. Ni comida ni hojas ni nada, solo pétalos azules.
---
Con el tiempo averiguaron ciertas cosas sobre lo que le ocurría.
Se conocía como la enfermedad hanahaki, una especie de infección que afectaba a una persona en diez millones y de la que no se conocía cura alguna. Se decía en la red que era posible quitarla con cirugía, pero que las personas que habían pasado por esa operación habían tenido un cambio drástico en sus personalidades, aparte de que habían perdido grandes pedazos de sus memorias, por lo que realmente no era recomendable.
El problema era que mientras más pasaba el tiempo y la infección se extendía, era sabido que el periodo de vida de la persona se acortaba significativamente. La persona más vieja que había sufrido la infección había muerto a los cuarenta tras soportar la enfermedad por casi treinta años. Realmente nadie que no hubiera pasado por la cirugía era capaz de durar más de veinticinco años después de su aparición.

ESTÁS LEYENDO
Love Heals || TaeGi [OS]
RomanceTodo comenzó a sus trece años. La enfermedad. Los pétalos. Los sentimientos por él que parecían destrozarlo por dentro. [Dedicated to one love, J.]