➳Capítulo Cuatro.

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Estaba en mi cuarto pensando en lo que pasó. Recordaba como en la mañana Jaime me dijo que iba a "ayudarme" a conquistar a Víctor, como Víctor lloró, cuando le di un consejo y cuando Jaime me contaba un secreto, el cual ya no era tan secreto.

Eran muchas emociones para un día y más para un adolescente como yo.

En la clase de Tecnología no hice contacto con Vic. No tuve compañero para la clase, como siempre, nadie quería hacer grupo conmigo y acababa al lado del maestro, precisando su ayuda.

Víctor por suerte, se juntó con una chica nueva en el colegio, la cual era muy amigable, tal vez y se hacían amigos inmediatamente. Era lindo pensar que aunque él tuviera problemas al menos podía hacer amigos y su carisma no se perdía, bueno, no del todo.

Cuando la clase acabó, volví corriendo a casa para no encontrarme con ninguno del grupo de Vic. Al llegar, mamá no estaba, lo cual era extraño, pero no me preocupé mucho, quizá estaba haciendo las compras.

Así que acá estoy, me acosté y me digné a mirar el descolorido techo, mientras pensaba en todo lo que había pasado.

La voz de mi madre y de otras personas me llamó la atención, la puerta estaba abierta, así que pude oír que eran visitas, espera ¿Visitas en casa?

Normalmente solo venían nuestros familiares y no teníamos muchos, así que sólo éramos nosotros, Mary y Kellin. Pero al parecer, mamá sí tenía amigos.

Planeé encerrarme, pero no mucho antes de levantarme a cerrar la puerta la escuché llamarme.

Genial, lo que necesitaba, más contacto con los humanos.

Bajé las escaleras, bueno, yo jamás desobedecí a mi madre.

En la sala de estar había una mujer, la cual si conocía porque trabajaba con mamá hace años, omitamos el hecho de que, como casi toda mujer que no ve al hijo adolescente de su amiga durante mucho, al verme dijo: "Oh, Kells. No te reconocí, estás tan grande." Y enfoquémonos en que la mujer, que muy bien sabía que se llamaba Amy, venía con su hijo menor.

Y pues, digamos que entendí más que bien el punto. Me iban a dejar cuidando al niñito de no más de nueve años, mientras que ellas salían a hacer cosas de mujeres, como cenar juntas con sus otras amigas y eso.

No estoy maldiciendo en mi mente, porque prácticamente Andy siempre me pareció un niño bastante interesante, más que los demás niños de su edad, e incluso yo a su edad daba asco.

-Kells, junto con mis otras amigas vamos a salir y queríamos... -No iba a dejarla acabar, ¿Para qué? Sabía lo que proseguía.

-Claro mamá, Andy se puede quedar conmigo.

Ambas mujeres daban casi un salto de emoción, mientras que el niño y yo les veíamos levantando una ceja de un modo patético.

No mucho después ambas se fuero, claro que no sin antes decirme que podía hacer Andy y que no. Siendo sincero, no le presté atención a ninguna de las cosas que me dijeron, pero asentí a todo.

Pronto como estuvimos solos le escuché hablarme.

-¿El maquillaje no es para niñas?- su voz tranquila y curiosa me llamó la atención, y por una parte él tenía razón. Porque lastimosamente muchos fueron educados con esa mentalidad, excepto yo y obviamente muchas personas más.

-¿Te molesta que los chicos usemos maquillaje?- pregunté agachándome frente a él para quedar a su altura, lo cual no fue mucho porque yo no era tan alto que digamos.

Como respuesta solo obtuve que alzara sus hombros, como diciendo un "No lo sé"

Me levanté y justo antes de que diera una vuelta le oí hablar de nuevo.

-Me gusta.

A decir verdad, las cuatro o cinco horas que me habían dejado cuidando al niño pasaron volando.

Andy me contó de su mejor amigo, se llamaba Oliver y le gustaba mucho la música.

Cenamos pizza, porque prácticamente no era el mejor cocinero del mundo, pero el pequeño no se quejó, de hecho, ¿Acaso hay alguien en el mundo que odie la pizza? Porque si lo había esa persona se acaba de convertir en mi mayor enemigo.

Andy también me preguntó si las expansiones de mis orejas habían dolido, también si tenía novia y otras cosas sin sentido.

Claro que le conté que no tenía novia, pero que si me gustaba alguien, obviamente omití el hecho de mencionarle que era un chico, no necesitaba saber eso.

Pronto como nuestras madres llegaron me encerré en mi cuarto, en esta oportunidad teniendo éxito.

Recordé que tenía tarea pendiente, pero tampoco me importaba saber de Historia ahora, así que más tarde, es decir, mañana la haría, o pasado... o cuando lo recuerde.

Tampoco tenía ganas de escuchar música, estaba cansado, mucho más de lo normal. Aunque fueran apenas las 10 p.m. me di la vuelta y caí rendido en un sueño, en el que como protagonista estaba Vic siendo golpeado y yo en algún intento extraño de ser un súper héroe que lo salvaba.

You're the only exception | Adaptación Kellic.Where stories live. Discover now