Aquel día era totalmente normal para James Barnes.
Caminaba con elegancia por entre sus víctimas mientras cero rastro de arrepentimiento se ve en sus varoniles facciones.
Tenía una misión simple para él; asesinar a la amenaza que tenía la Bratva.
No se sabía mucho de aquel sujeto, su mafia no tenía nombre, pero el posible alfa a cargo sí; El mercader de la muerte, un nombre que ejercía temor y respeto en todo el bajo mundo.
James "Bucky" Barnes más conocido como el Soldado de Invierno es el segundo al mando en la mafia rusa, un asesino de los mejores y un alfa de alta categoría, que tan solo se deja mandar por Capitán Hydra, el jefe de la Bratva.
El hombre de fría mirada camino con sigilo por los elegantes pasillos de aquella mansión hasta dar con la habitación principal, con esa donde se encontraba el dueño de aquel lugar esperando su muerte.
Abrió la puerta y entro a la elegante habitación.
Un exquisito aroma llego a sus fosas nasales.
Café y chocolate, una mezcla exquisita. Miro buscando al dueño de tan encantador aroma y se encontró con un hombre bebiendo Vodka puro.
Omega.
Su aroma lo delataba, aunque su cuerpo no mucho pues este fácilmente podría ser comparado con el de un alfa.
El omega al fin lo encaro, tenía los ojos más hermosos que James haya visto en toda su maldita vida, su rostro era bastante varonil y llevaba una barba de candado perfectamente cortada, eso llamo la atención de sobremanera al alfa ya que durante toda su vida ha debido soportar ver a omegas complemente pegados a las normas que la sociedad puso sobre ellos.
Supuso enseguida que ese omega le pertenecía al jefe de aquella mafia pues se encontraba en la habitación más lujosa y la mas protegida.
— ¿Dónde está tu alfa?— Preguntó con frialdad James.
No obtuvo respuesta.
Gruño ante ello, le molestaba de sobre manera la sumisión y debilidad que poseen los omegas.
— ¿Dónde está el alfa que manda en este lugar?
Nuevamente no obtuvo respuesta.
—Lárgate de aquí. —Ordeno con frialdad.
El omega no hablo, bebió todo el contenido que aún quedaba en su vaso y se levantó con elegancia, acomodo la bata que cubría su cuerpo y se dispuso a salir.
Barnes mordió su labio inferior, el maldito omega frente suyo era demasiado sexy. Se regañó mentalmente ante sus pensamientos, no debe distraerse.
Ignoro al omega cuando este paso por su lado para retirarse.
Tendría que esperar a su víctima, pues sabía que este se encontraba en aquel sitió.
Gruño molesto y fastidiado; detestaba cuando lo mandaban a misiones que parecían no tener ningún grado de dificultad.
Grande fue su sorpresa cuando sintió un golpe jodidamente fuerte en su espalda haciendo que cállese estrepitosamente al suelo.
Sintió un peso extra sobre su espalda y antes de que pudiese siquiera reaccionar sintió como le inyectaban algo en el cuello.
—Debo informarte algo dulzura — Escuchó aquel suave susurro contra a su oído, a la par que aquel exquisito aroma a café inundaba sus fosas nasales. —Aquí no manda un alfa, aquí mando yo.
James quiso levantarse y atacar, pero su cuerpo no reaccionaba y poco a poco su mente tampoco.
— ¿Tu quien mierda eres?
El omega río suavemente.
—El mercader de la muerte. — Susurro contra el oído del alfa antes de que este cállese inconsciente.
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Instinto Animal
FanfictionDía dos. Mafia AU. Al alfa James Barnes, conocido en el bajo mundo como el Soldado de Invierno se le dio una misión; Acabar con el líder de la mafia rival, el cual resuelta ser un misterio muy grande, se rumorea que es un alfa, pues tiene a muchos b...