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¡Beep!

El sonido de su celular estaba alertando la llegada de un mensaje trajo bruscamente a Adrienna a la realidad. Todavía se sentía un poco dormida y aturdida pero a medida de que se iba reincorporando se fue de a poco retornando progresivamente al mundo real. Vió a Brian acostado en una silla desnudo de la cintura hacia abajo.

Enseguida experimentó un sentimiento de urgencia, tenía que salir de ese lugar. Apenas bajó las manos para subir su ajustado jean cayó en la realización que el interior de sus muslos estaban recubiertos en semen seco, la bombacha y partes de su jean tenían manchas de humedad.

Fue hacia su mochila y abrió uno de sus bolsillos en busca de un pañuelo o algo con lo que limpiarse. No encontró nada, y mientras seguía escudriñando su mochila escuchó a Brian murmurar algo ininteligible lo cual hizo que se congelara en el lugar. Giró su cabeza hacia su vecino y para su suerte seguía dormido, lo último que ella quería ahora era tener que interactuar de nuevo con él después de todo lo que había pasado.

Decidió no seguir probando su suerte y se subió la braga y los pantalones como estaban, procedió a agarrar sus pertenencias y se dirigió al pasillo para salir por el portón. Antes de abrir el mismo se acomodó un poco y trató de hacerse un poco más presentable. Estaba hecha un desastre y seguramente su aroma la delataría, era cuestión de llegar a casa y bañarse para borrar la evidencia, su preocupación era no cruzarse con nadie de su familia que pudiera notar algo raro en ella.

Abrió el portón y se retiró de la propiedad de su vecino. Una vez frente a la puerta de su casa, se detuvo por unos segundos mientras repetía una simple oración.

Actúa normal Adrienna, nadie tiene por qué pensar en algo raro.

Tomó aire para luego abrir la puerta y entrar a su hogar. Adentro escuchó a su madre en el fondo de la cocina cortando vegetales en la tabla de madera, la saludó a la distancia como hacía todos los días cuando llegaba a su casa.

—Llegué Má.

—Hola hija.— Respondió su madre sin desconcentrarse en la tarea que estaba haciendo.

Adrienna siguió por el pasillo en camino hacia su cuarto, iba a dejar sus cosas de la universidad y agarrar ropa limpia para después irse a bañar.

—¡Adrienna!— Su hermana menor se abalanzó sobre ella para darle un fuerte abrazo, era normal encontrar a su hermana en ese estado de ánimo tan alegre y juguetón. -¡Te tengo que contar algo!

-Bueno Gabi, más tarde. -Se separó de los brazos de su hermana como pudo.

No era normal que ella fuera así de seca con su hermana menor y por ello, notó como en la cara de Gabriella se formaba una mirada interrogativa.

Una vez en la seguridad de su habitación no pudo evitar pensar en si su hermana había notado algo raro en ella. ¿Habrá notado el olor cuando la abrazó? ¿O tal vez notó alguna de las manchas en su jean cuando se separó y tomó distancia? Ella sabía muy bien que su hermana no era ninguna mosquita muerta y que incluso probablemente tuviera más experiencia en el plano "amoroso" que ella.

Sacudió su cabeza, unos segundos de contacto no eran suficientes para levantar esa clase de sospechas. Tomó ropa limpia y se dirigió al baño.

En el baño abrió la grifería de la ducha y dejó que corriera el agua para que se calentara. Comenzó a desvestirse normalmente hasta que llegó por último a la braga donde se detuvo. La cara de adentro de su ropa interior estaba embadurnada en semen fresco, al mover su mirada a su feminidad notó también que estaba un poco irritada debido al salvaje uso que había tenido. Probó collar un par de dedos en su interior y lo que sacó fue una cantidad importante de semen.

Dirty Old ManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora