-El omega miraba entusiasmado la puerta, cada companita que daba la puerta al entrar un cliente, revoloteaba su estómago. Y no era de menos, pues esperaba que aquél hombre. Ese hombre que lo tenía en las nubes desde hace unas semanas no era de menos. Y es que ese alfa lo había cautivado desde el primer momento que lo vio. Jamás había visto un alfa como tal, su pequeña estatura que le daban ganas de estrujarlo en un abrazo que él sabe cómo dar y esos regordetes labios en forma de corazón lo tenían delirando. Tenía que probar esos labios como diera lugar.
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-Ahí estaba su alfa, aún que el alfa un no sepa, su omega ya lo reclamó como tal, no le importaba a Chanyeol, él se lo haría saber. Armándose de valor se acerca a su mesa para atenderle. Y como en todas las veces que le a atendido pide su chocolate caliente sin mucha azúcar y su torta de melón. El omega aún no entiende cómo es posible que no se aburra de lo mismo todos los días. Él es de los chicos que siempre van innovando, ya sea en su guardarropa o en sus comidas. Pero esta vez era diferente, él se había esmerado en hacer esa torta. Después de dos semanas de que su alfa recurriera esa cafetería, el omega se había puesto a aprender hacer esa dichosa torta de melón; ya luego de muchas tortas en la basura, podría estar más que feliz. Había conseguido poder hacer las tortas de melón, y solo tuvo que sacrificar su preciado tiempo y quedarse más tarde de lo regular y unas cuantas regañadas de parte de su jefe por casi arruinar su cocina. Valía la pena si era para su alfa. -“A-Aquí tiene su chocolate caliente, s-sin mucha azúcar y su torta sabor m-melón. Disfrútelo”-dijo con nerviosismo. Se alejó una distancia considerable para observar la reacción que tuviera al probar su torta. Esperaba que le encantará, así podría estar condenadamente feliz por un largo rato. Luego de ver una pequeña sonrisa en sus labios se retiró feliz. Seguramente hoy no podrá dormir. -”Hey omega, traeme la cuenta”-Y como en todas las veces Chanyeol se emociona, aunque sea sólo cinco palabras pero él realmente está feliz. Se había hecho la idea como sería si el alfa dijera su nombre. Seguramente tendría un paro cardiorrespiratorio. -”Son 2000 wons, ¿con que desea pagar?” -esperaba que esta vez pagara con tarjeta de crédito, así podría saber su nombre. Por que no podía fantasear con él sin saber su nombre... Bueno no puede fantasear como se debe por que no sabe el nombre del alfa que le roba los suspiros y sus noches de desvelo. -Con un leve puchero agarra el dinero en efectivo, otra vez desilusionado, y es que acaso ¿no tiene tarjeta de crédito? ¿Qué persona no tiene una tarjeta de crédito en pleno siglo XXI?. Hasta su gatito podría tener una.-”Puedes quedarte con el cambio, que pases un lindo día”-. Confirmado, definitivamente hoy no podrá dormir. Con un leve sonrojo en sus mejías se inclina agradeciendole, y es que ¿qué más podría pedir? Su alfa era perfecto, pero solo perfecto para él, para su omega.
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- Estaba Chanyeol mirando con un puchero la puerta de entrada. Y es que su alfa llevaba una semana sin aparecer, como es posible que su chico no se dignara a aparecer. El primer día que no llegó había hecho una torta de melón con algo especial en ella. Terminó comiéndose la torta él. A él que no le agrada el melón, no tuvo opción. No iba a permitir que otro probara su torta, su omega se rehusaba a dejar esa torta se la comiera alguien más.
-Ya iba por la segunda semana sin saber de él, cómo es posible que haya desaparecido de un día a otro. Se había cuestionado si su imaginación le habría jugado una mala broma y su alfa era solo su imaginación. Suspirando restriega los platos sucios .-Yeol, un cliente pide por ti en la mesa 5, por favor ve. Su compañera le guiña un ojo antes de retirarse de la cocina. Él frunce el ceño al ver eso de su compañera, no es normal que ella haga esas cosas. Se apresura a secar sus manos y agarra su libreta para apuntes, con lo olvidadizo que es, siempre la camina a mano cuando se encuentra como mesero.
-Sus ojos se abren de gran manera a ver al sujeto sentado en la mesa cinco. Su alfa, realmente su alfa está ahí, sentado mirándole fijamente, eso le pone nervioso y sus manos sudan. Él está ahí mirándole y regalandole una sonrisa. Siente que se va a desmayar cuando se encuentra cerca de él y puede por fin oler esa fragancia tan deliciosa que tanto extrañaba.