Estaba quieta, tan quieta como se puede estar mientras uno está despierto, y acostada tan en el borde de la cama como se puede estar sin caerse. Nos habíamos pasado toda la noche desahogando los deseos contenidos que teníamos uno del otro sin pensar en nada, sólo sintiendo mis ganas y las suyas. Pero ahora, mientras James dormía, me mordisqueaba pensativa el dedo pulgar cuando la luz del amanecer comenzaba a iluminar la habitación.
El cuarto estaba casi vacío, a excepción de algunas cajas que se acumulaban en los rincones y la ropa apilada sobre dos sillas. Sobre la cabecera había un cuadro, que ahora, con más luz, podía ver mejor. Me senté sobre el colchón y levanté mis ojos hacia la pintura. Era el único cuadro que estaba colgado en todo el departamento; una obra enorme y abstracta, que ocupaba casi todo lo ancho de la cama, en tonos de grises y negros. Tenía superpuestas muchas capas de óleo, varios niveles de lectura, intrincados y mezclados entre sí. Manchas erráticas, pinceladas gruesas y trazos livianos y translúcidos convivían en el mismo lienzo. Desde una esquina hasta casi el centro de la pintura, estaba rasgada, pero habían intentado pegarla por detrás no muy prolijamente. Me acerqué y la toqué con las yemas de mis dedos, comprobando la gravedad de la rotura.
-¿Qué haces despierta? -su voz ronca me sobresaltó, y su brazo se enredó en mi cintura. Estampó sus labios en mi cadera con un sonoro beso, y yo sólo atiné a cubrirme el torso desnudo con los brazos.
-Lo siento, ¿te desperté?
-No lo sientas. Nunca debería haberme dormido -murmuró.
-¿Estás loco? Estuvimos despiertos toda la noche -me reí y me acosté en la cama, cubriéndome con la sábana.
-...y deberíamos haber seguido despiertos -su voz profunda y gutural retumbó dentro mío, provocando unas cosquillas en lo bajo de mi abdomen. Me sonrió maliciosamente de costado mientras me cubría con su cuerpo y comenzó a besarme el cuello, mientras con una mano descorría la sábana que me cubría el pecho.
-James...
-Hmmm... -bajó con sus labios por mi esternón y se detuvo en mi pezón derecho, lamiéndolo con parsimonia.
-Vuelve a dormir...
-Hmmm... -su lengua se enredó en mi pezón izquierdo.
-Es... muy temprano... -mis palabras se escurrieron entre un gemido cuando sus dientes tiraron de mi sensible piel.
-Hmmm... -siguió su camino por mi cintura, hasta que con sus manos en mis rodillas abrió mis piernas y su boca se detuvo en mi entrepierna.
-¡James!.. -gemí mientras revolvía mis dedos en su pelo. Amaba sus cabellos.
Lamió y besó mientras yo me revolvía y lo miraba desde arriba, acariciando su cabeza. Se arrodilló y buscó un preservativo que se colocó como por arte de magia, mientras yo lo miraba y me retorcía pensando en lo que iba a venir. Su cara soñolienta, su pelo completamente revuelto, su barba desordenada y su sonrisa plácida completaban la escena de manera perfecta. Abrí mi boca para recibir su lengua, y abrí mis piernas para recibir su perfecta erección, que se clavó en mí sin ningún atisbo de duda. Se movió lentamente, como en un sueño, disfrutando cada estocada, mordiendo mi labio inferior, saboreando mi lengua, sintiendo como cada centímetro de su ser se acoplaba dentro de mí. Parecíamos estar actuando en cámara lenta. Parecía que cada movimiento, cada roce, cada beso, estaba destinado a ser disfrutado por completo. Arquee mi espalda para recibirlo más profundamente, mientras una de sus manos masajeaba mi clítoris..
-No pares... voy a...- le susurré en un jadeo.
-Hazlo -me respondió en el oído, su voz todavía adormilada, áspera.
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Dos corazones en guardia
FanfictionMia ama el arte; es pintora, tranquila y ama su independencia y su soledad. James ama las motos; es extrovertido, tosco y persuasivo. Ambos se esconden en sí mismos, pero, a pesar de sus corazas, descubrirán que tienen mucho más en común de lo que...