La culpa es de las mariposas

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Todos tenemos mariposas en el vientre. Mariposas que duermen silenciosas hasta que un roce de manos, un cruce de miradas, un beso sin sonido... las despierta.

A veces a una, a veces todas juntas. Entonces danzan y quieren escapar por los ojos, la garganta, la sonrisa. Quieren gritar su libertad más allá de nuestros cuerpos.

Pero no siempre es así. Hay veces en que su aletear no compone melodía y empiezan a morir. Una, dos, miles. Y se transforman en larvas que hambrientas de eso que no tuvieron, comienzan a comernos poco a poco. Primero las manos, los labios, las entrañas. Y las callamos para que no duelan; buscamos dormirnos... y olvidar.

Por eso cuando Margarita aceptó el café que tanto le habían invitado lo hizo con miedo a que las últimas mariposas que le iban quedando quisieran escapar y decir todo lo que ella les tenía prohibido decir.

Para tomar precauciones, antes de salir de su casa las alimentó con malos recuerdos; tomó un trozo de mentira, le espolvoreó peleas y desacuerdos. Mezcló todo y lo fue masticando lentamente, palabra por palabra, con imágenes soñadas y vividas y, así, logró sacarse las gafas y sentarse en la única silla delante de él.

Lo que Margarita no sabía era que a veces basta tan sólo una mariposa que aletee fuerte para que las larvas dormidas en su crisálida vuelvan a despertar y formen un conjunto de bailarinas transparentes que revolotean la memoria, zumbando las orejas con su música y sueltan risas en los momentos menos esperados. Y eso fue lo que pasó.

Una mariposa del otro bando, fue a susurrarle algo a la única mariposa que aún quedaba despierta, en los ojos de Margarita. Esta, aprovechando el descuido de su dueña, que se quitó las gafas en el momento justo en que la otra mariposa volaba directo hacia ella, la dejó pasar y desordenar todo lo que a Margarita le había costado meses de dejarse comer y carcomer. Porque mariposas y larvas tienen ritmos distintos a los de nosotros, qué le vamos a hacer, a fin de cuentas, siempre salen ganando. 

Susurros de mariposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora