PARTE ÚNICA

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          Se llevó ambas rodillas al pecho y se hizo un ovillo mientras sujetaba un cojín de terciopelo con fuerza

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          Se llevó ambas rodillas al pecho y se hizo un ovillo mientras sujetaba un cojín de terciopelo con fuerza. No podía dejar de llorar, las lágrimas se agolpaban por sí solas sobre sus iris celestes y surcaban sus mejillas como si fuesen las cataratas del Niágara. 

     Los gritos, los insultos y reproches de la muchedumbre se reproducían en su mente una y otra vez, como un eco continuo que no la dejaba en paz. 

      «¡Ladrona!» 

      Un escalofrío recorrió su espalda y la imagen de una mujer arrojándole una lata de coca-cola apareció en su cabeza. 

     «¡No te queremos, largo de aquí!» 

      Cerró los ojos con fuerza y se llevó ambas manos sus orejas, con la intención de que cesaran, pero... no funcionaba. No se iban y jamás lo harían porque nada sería capaz de acallar las crueles palabras que surgían en su mente. 

      «¡Vete con tu padre, no necesitamos a una heroína que nos salva y nos roba nuestro dinero a las espaldas!»

      Recordó la lluvia de comida y bebidas que todos le habían arrojado y no pudo evitar encogerse, refugiándose en sí misma. Soltó un sollozo, que se escuchó ahogado cuando intentó reprimirlo. 

      Unos brazos fuertes y firmes, la tomaron por sorpresa. Alguien la estaba abrazando por detrás y su dulce aroma masculino la embriagó por completo. Aquel contacto cálido la reconfortó, y pronto se vio así misma girándose a un lado para corresponder al gesto. Enterró su rostro en el pecho de él y lloró. Lloró como nunca había hecho, refugiándose en la única persona que no la había abandonado, aún. 

     —Tranquila...—dijo su voz.—Tranquila, abejita. Estoy aquí... estoy aquí, contigo—sintió sus manos juguetear y acariciar su melena rubia mientras le hablaba distraidamente.—Ya ha pasado todo y nadie más volverá a hacerte daño.  

7 días antes 

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7 días antes 

      Se dedicó a contemplar sus uñas, una por una, comprobando que estaban en perfecto estado mientras la Señorita Boustier terminaba de explicar el último punto del tema. Su manicura francesa estaba perdiendo brillo y ya era hora de unos cuantos retoques pues, después de un día entero, había tocado demasiadas cosas horripilantes que habían podido dañarlas. 

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⏰ Última actualización: Mar 03, 2019 ⏰

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