mi más sentido pesame

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Vivimos en un mundo donde el amor tóxico es el de cuento de hadas, vivimos anhelando quien nos atrape y nos coloque en un pedestal ya que el amor propio que tenemos nunca es suficiente.
Somos egocéntricos esperando que aquel que nos ame, lo haga queriendo deborarnos en un segundo hasta desaparecer y al mismo tiempo alabando la perfección del instante que se conserva para siempre.
Existimos donde la soledad nunca tiene una buena historia para contar ya que en las novelas y en los cuentos se centran en la pareja que fue feliz para siempre colocando a quienes no alcanzaron la dicha de ser amados como los villanos que no desearon más que separar una pareja que estaba pre destinada.
Es un mundo muy justo donde llegas a creer que ese amor tóxico que sientes es bueno, renunciar a tus sueños, luchar hasta desgastarte o ahogarse en recuerdos de lo que pudo ser hasta que la depresión o la ansiedad (en ocasiones  juntas) te arrastran a un túnel donde tu autoestima es desutrida totalmente y es reemplazada por la codependencia.
Bonito, que tus pulmones duden en seguir respirando si no sientes determinadas fragancias y que a tus ojos se le olviden los colores con el simple motivo de la ausencia de cúmulo de células que deberían ser captadas por nuestros bastones para hacer del paisaje más placentero.

Todos estamos bien, perfectos, maravillosos hasta que llega el amor a nuestras vidas, sea que soñemos con conseguirlo algún día como en las películas o que un día tengamos la esperanza de haber encontrado aquel amor intoxicante y doloroso que inconcientemenete creemos que durará para siempre.
Por eso le doy el pésame a quien se enamora o a quien sueña con enamorarse del modo al que las novelas típicas han mostrado y por eso escribo esta historia de un amor bastardo que no debió nacer.

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