Nunca me he quejado de mi trabajo, de hecho, el ambiente siempre es muy bueno y la paga no está nada mal, lo suficiente para vivir y darme algunos gustos. Pero me parece una tortura trabajar de 7 a.m. a 7 p.m., y no específicamente porque sea cansador, el problema es que cada día se me hace más difícil pasar tantas horas sin verlo.
Después de acabar mi agotadora jornada corro ansioso hasta mi auto. Sé que conducir a gran velocidad es peligroso, pero no puedo soportarlo ni un minuto más. Afortunadamente llego sano y salvo. La puerta cerrada con seguro me hace sonreír. Creo que a veces se toma muy en serio el "cuídate" que le dedico cada mañana.
Por supuesto, tengo mi propia llave, pero me resulta muy divertido y adorable oír a mi niño hablando desde el otro lado de la puerta. Toco un par de veces y espero.
—¿Q-quién es? — ahí estaba. ¿Podría existir en el mundo un gatito más precioso que él? Lo dudo, la verdad.
—Es Jaebumie — se emociona, puedo saberlo al oír el seguro de la puerta siendo abierto casi desesperadamente. Al parecer no era el único extrañándolo — Con cuidado, pequeño. Podrías lastimarte — YoungJae se relaja un poco luego de oírme decir eso. Después de varios intentos consigue retirar el seguro.
No alcanzo siquiera a saludar cuando ya tengo aquella conocida calidez rodeando mi cuerpo y ese delicioso aroma adormeciendo todos mis sentidos. Mi bebé me abrazaba con fuerza.
Al parecer estaba feliz de verme, lo supe en el momento en que comenzó a ronronear y a mover su colita, expresando toda su emoción.
—Te extrañé mucho Jaebumie. ¡Mucho, mucho, mucho! — me separé de él por un breve momento, sólo para tomar sus mejillas y besarlo. Amaba llegar a casa y que me recibiera así. Con tanto amor.
—También te extrañé mucho, pequeño — él sonrió y yo correspondí — Entremos. Hace un poco de frío aquí — YoungJae sonrió mientras pasaba sus manitos por mi espalda, intentando darme un poco de calor.
Como siempre, el ambiente en mi hogar estaba inundado por un delicioso olor a vainilla. Podría pasar fácilmente como un perfume cualquiera, pero era de YoungJae, y por esa razón se volvía todavía más agradable.
También noté un leve aroma a chocolate. Rápidamente dirigí mi vista al castaño junto a mí.
—¿Estás cocinando algo? — se sonrojó. Tan lindo.
—M-me descubrió... Es un pastel para Jaebumie.
—¿Pastel? Pero mi cumpleaños es en dos meses.
—Lo sé, Jaebumie. Está anotado en mi libreta de cosas importantes. P-pero hoy lo extrañé tanto y pensé tanto en usted que terminé horneándole un pastel — YoungJae miró al suelo avergonzado y yo no pude dejar de sonreír.
—Mi vida... Muchas gracias — lo abracé con fuerza y sonreí más ampliamente luego de sentirlo ronronear — Eres el mejor del mundo. Te amo.
—T-te amo más, Jaebumie — besó mi mejilla antes de correr nuevamente a la cocina. Volvió luego de un par de minutos con su típica hermosa sonrisa dibujada en su rostro.
Apenas me desplomé en el sofá YoungJae corrió a sentarse junto a mí. Sus cálidas manos se dirigieron a mi espalda y comenzaron a masajear suavemente en los lugares justos. Se detuvo luego de un rato y me rodeó con sus brazos.
—El pastel aún no está listo, y no lo estará en un buen rato.
—Quieres mimos, ¿verdad? — asintió efusivamente y yo sonreí como respuesta. Amo los mimos, pero sólo cuando son para y por parte de YoungJae.
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Kitty [2Jae] [One-shot]
Short StoryJaebum ama la llegada de las 7 p.m., pues en su hogar lo espera cada día un precioso rayito de sol. Fluff e híbrido.