- Sí, porque en esta ocasión no pienso arrastrarme como una criatura patética y rechazada para desperdiciar meses curándome las heridas en un exilio social autoimpuesto.
La idea de que alguna vez perdiera una semana en un exilio social autoimpuesto, por no mencionar meses, resultaba fantástica en extremo. Durante los últimos diez años de su vida Aracely había saltado de «un amor de su vida» a otro con apenas un día o dos para recuperarse.
- Vas a luchar, ¿eh? Es un buen síntoma. Deja que adivine. Piensas quitarle la alfombra de los pies al oportunista Carrillo diciéndole a Eduardo que su matrimonio es un ardid para ser ascendido en...
- ¡No seas ridículo! (exclamó perpleja). El padrino lo despediría en el acto si lo supiera.
- ¿Y? ¿Qué mejor manera de vengarte de él?
- Pero yo no quiero vengarme, Jorge. Sólo quiero recuperarlo.
- ¿Estás loca? El tipo se ha casado.
- En realidad, no (Jorge, sacudió su cabeza). No es un matrimonio de verdad. No se casaron en una iglesia y no duermen juntos.
- ¿Te lo contó Carrillo? (la expresión de ella hizo que la pregunta fuera retórica). ¿Y tú le creíste?
- Por supuesto. Brian no me mentiría.
- Si, Claro. ¿Se te ha ocurrido que el sincero y viejo Brian podría estar intentando conseguir el pastel y comérselo también?
- No (dijo convincente). No conoces a Brian como yo.
- Te conozco a ti, Aracely, y no estás hecha para el papel de amante. Por el amor de Dios, Aracely siempre has comparado la infidelidad con el asesinato. Aún recuerdo que cuando salí con dos chicas al mismo tiempo lo llamaste «violación emocional». ¡Y eso que no me acostaba con ninguna! ¿De verdad crees que eres capaz de tener una aventura con un hombre casado y vivir contigo misma?
- Te lo repito, Jorge, no está casado de verdad.
- Escucha, puede que no haya pasado por el altar, pero, pequeña, ¡casarse es casarse! Créeme, ¡a su esposa no le va a gustar tu intento de arrebatárselo! Sin importar los motivos calculadores que haya podido tener Carrillo para casarse con esa pobre mujer, te apuesto dinero contra donas que el único motivo por el que ella se casó es porque se imagina enamorada de él.
- ¡Oh, Jorge, eres tan ingenuo! (lo absurdo de esa acusación lo dejó mudo, pero, por desgracia, Aracely no sufrió ese problema). Fue Karen Soto quien en primer lugar le sugirió a Brian lo del matrimonio fingido (explicó). Dio por hecho que él querría conseguir la dirección del Departamento de Diseño cuando éste quedó vacante y le pidió que la recomendara para ocupar su puesto. Cuando él le informó de que ni siquiera lo considerarían para el ascenso porque al padrino le gustaba que sus ejecutivos estuvieran casados, a Karen se le ocurrió la idea de un matrimonio de conveniencia. Tenías razón con la evaluación que hiciste de ella, Jorge (continuó). Karen es una mujer que sólo piensa en su carrera. El interés que tiene por Brian es sólo profesional, nada más.
- ¡Tonterías! (replicó él). Puede que tenga planes para su futuro profesional, pero también los tiene sobre Carrillo. Piensa en ello, Aracely. Si sólo persiguiera el anterior puesto de él, le habría bastado con convencerlo de que se casara con alguien... (Calló para dejar que las palabras surtieran su impacto). Por lo que tú has dicho, se ofreció voluntaria al papel.
La duda nubló los ojos de Aracely mientras se mordía el labio.
¡Te equivocas! (exclamó con énfasis). Karen le dijo a Brian que no ponía objeción alguna a que tuviera relaciones durante su falso matrimonio, siempre y cuando fuera discreto.