❍ ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ɪɪɪ

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Luego de que Katsuki estuviera a punto de pelearse con uno de los guardias, suceso que fue evitado por Izuku, ambos chicos pudieron entrar al palacio pese a su retraso.

Una sirvienta fue la encargada de guiarlos hacia el palacio exterior, que era el único lugar que las personas no pertenecientes a la familia real, ni al palacio, podían pisar. Tiempo atrás dicha sala era frecuentemente usada por los representantes de los clanes del territorio, pero desde que todo comenzó a deteriorarse, aquella reunión que estaba por ocurrir, sería la primera después de muchos años.

Los líderes del clan Toshinori ya se encontraban sentados sobre los zabutones, yacían en silencio hasta la llegada de los más jóvenes. Una vez que ellos entraron completamente y la sirvienta abandonó el lugar, tomaron palabra.

— Tienen suerte de que el emperador nos tenga esperando desde que llegamos, de lo contrario estarían en serios problemas — exclamó a regañadientes Sorahiko Torino, quien había estado cubriendo el cargo de Toshinori Yagi, la cabeza de su clan, desde que éste había caído enfermo en cama.

— De verdad lo lamento señor Torino— mencionó avergonzado, haciendo una referencia antes de sentarse a su lado.

— Hijo...prometiste que vendrías sin ningún inconveniente — habló Masaru Bakugo, el padre de Katsuki. Sonaba decepcionado.

— Tch, nunca mencionaste que era hoy — intentó restarle importancia al asunto. Por dentro también se sintió mal por fallar algo tan simple, pero jamás iba a admitirlo.

— Ustedes insistieron en ser parte de esto, si no quieren que la decisión sea otra, tómenlo con seriedad y hagan bien lo que les corresponde — les reprendió Mirai Sasaki, la mano derecha de Toshinori, estando totalmente molesto. Ya no se sabía si estaba enojado por su retraso, o porque el emperador no aparecía por ningún lado. Probablemente eran ambas cosas.

— Jajaja, no sean tan duros con ellos, no tienen la culpa de que nos hayan dejado esperando por horas — bromeó Hizashi Yamada, que de todos los presentes, parecía ser el más relajado. Su sonrisa era tan contagiosa que logró darle algo de calma a Izuku, éste tomó aire y luego suspiró.

— No, tienen razón Yamada-san, no volverá a...— un crujido se escuchó, y en ese momento todos guardaron silencio y dirigieron sus miradas hacia la puerta que daba con el palacio interior. La espera había terminado.

Un hombre pelirrojo robusto, mil veces mejor vestido que todos los presentes, entró a la sala. Su semblante era serio, dominante, su simple presencia era abrumadora, o eso pensó Izuku al mirarlo.

— Es un placer tenerlos aquí, clan Toshinori — inesperadamente esbozó una leve sonrisa.

— El placer es nuestro, gracias por permitirnos estar aquí hoy, emperador — respondió Torino haciendo una reverencia, siendo imitado por los demás.

— Sabes que eso no es necesario, Torino — hablaba mientras se acercaba a ellos, quienes ya habían vuelto a su posición anterior, sentándose frente al otro lado de la mesa, en un zabuton más lujoso que los otros.

— Insisto, majestad — Deku y Bakugo estaban desorientados, parecían ser los únicos que no comprendían por completo sus diálogos.

— Bueno, si así lo quieres — se cruzó de brazos — ¿Toshinori no pudo acompañarlos hoy? pensé que vería a mi viejo amigo luego de tanto tiempo — desde que había entrado al lugar no les había dirigido la mirada, hasta ese momento. Luego de terminar de hablar clavó sus ojos en todo el clan, Izuku se sintió un poco nervioso por ese acto repentino.

— Como sabrá, él no ha estado bien de salud últimamente, realmente quería venir, le expresa sus más sinceras disculpas por no haber podido

¿Desde cuando el jefe Toshinori y el emperador se llevaban bien? eso era muy diferente a lo que Izuku y Katsuki habían escuchado.

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⏰ Última actualización: May 30, 2022 ⏰

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ᴅᴇᴀʀ ᴘʀɪɴᴄᴇ - 〘⋆TodoDeku⋆〙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora