Capítulo 36

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Me quedé solo con mi abuelo en un silencio glaciar.
Sus arrugados ojos me observaban queriendo pronunciar algún monosílabo.
Desde que conozco  a  mi abuelo  aquella vez, fue la primera vez que había visto a mi abuelo tan afligido y hasta diría arrepentido.

¿Qué hecho de malo Héctor para que me odien tanto? No sólo he velado por su seguridad, me esforzado mucho para que seáis hombres de bien.
Y ahora, así me lo agradeceis. No lo entiendo, ¿porqué este comportamiento hacia mi?

Sabes perfectamente abuelo que tú querer nos ha dañado lo suficiente como para llegar a odiarte.
No te juzgo, pero debes de entender que tus maneras de hacer las cosas no han sido las más adecuadas.
Durante años has estado engañando Alois en contra de su madre, después contrataste a Laura para que volvamos a la empresa sin importarte que ni yo ni Alois queríamos dirigir la empresa.
Después amenazas a Laura y haces que pierda su hijo.
Dime abuelo, ¿porque nunca has aceptado que sea actor?
Es mi vocación, soy feliz cuando actúo y entiendo que mi vida de libertinaje te haya dado algún dolor de cabeza.
Pero ahora dime abuelo, ¿no debemos equivocarnos para saber apreciar lo que tenemos, retener lo que queremos y luchar por lo que amamos?

Exacto. Siempre les he dado esos consejos y como bien tú has dicho ahora soy un anciano que no sirve para nada.

Abuelo, aún estás a tiempo, haz las cosas bien. Quita la denuncia al padre de Laura, entiende que ellos se aman y deben ser felices.
Y respecto a la empresa, mañana mismo anunciaremos nuestra renuncia como presidentes y cada cual seguirá por su camino.

No podéis hacer algo así. Por favor Héctor, recapacitar, esa es mi empresa, es...toda mi vida. Y ahora...No por favor no me hagáis algo tan detestable como poner mi empresa en manos de otra persona que no sea un Irzu.

Lo siento abuelo, pero si algo hemos aprendido con tus lecciones, es que tú nunca has tenido consideración con nosotros, ¿Ahora quieres que lo tengamos contigo?

Me quedé contemplando a mi abuelo como bajaba  su cabeza mirándose sus manos arrugadas.
Me fui sin decir nada más directo hasta mi casa, donde al tumbarme en mi cama volví a recordar a Alba.

Mi cama aún olía a su aroma, centré mi mente en el momento que la hacía mía.
Desesperado por volver a tenerla a mi lado le mando un mensaje. Son pasadas las doce, no sé si obtendré respuesta.
Escucho mi móvil soñar, es ella.

✓  De acuerdo voy para tú casa.

✓ ¿Quieres que vaya a buscarte?

✓  No, ya estoy llegando a tú casa. 😋🙂

Y justo como había dicho, en quince minutos la puerta de mi casa sonó.
Nada más verla, sentí como mi corazón galopaba en mi pecho.
Ella, en silencio se arrojó a mis brazos dándome un fuerte abrazo.
La dejé que permaneciera todo el tiempo que quisiera apoyada contra mi cuerpo, en cierto modo yo me encontraba muy a gusto.

— Alba, ven vayamos al salón, allí podremos hablar mejor. — La guíe hasta el salón donde tomemos asiento en el sofá.
Le serví una copa de vino, y yo me tomé otra. Por su aspecto diría que algo malo le ocurre.

— Alba, quieres contarme algo.

— Héctor estoy harta de todo. Mi vida en general es una mierda y aún así debo conformarme con lo que tengo.
Y ahora para rematar aparece mi hermana pequeña después de llevar años sin saber exactamente lo que ocurría en su vida. Nos mentía Héctor, nos contaba una historia que no era.
Me ha mentido a pesar de saber que tomó el camino equivocado.
No comprendo Héctor, porqué mi hermana eligió llevar una vida de vicios, meterse rayas de coca, se emborrachaba para poder acostarse con tíos y todo para qué. Para acabar como ha acabado. Sola y con bebé en camino de vete tú a saber de quién será y todo porque se enamoró de un tío que la trataba mal.
¿Acaso era necesario tomar ese camino?

QUERER, NO ES OBLIGARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora