—¿Cuándo vas a leerla? —inquirió algo tímido, ¿acaso un asunto con Camie no era su problema también? Quería creer que sí, después de todo ella parecía interesada en molestar a ambos, aunque sabía que había algún tipo de molestia entre esta muchacha y su novio. Él es lo suficientemente observador como para percatarse de ello.
En el descanso, un extraño presentimiento en Katsuki los hizo quedarse en el salón de clases a almorzar unos sándwiches que este mismo había traído. Eijirou no tuvo problemas con ello, ni tampoco quería ser el centro de atención al ingresar a la cafetería con su pareja, si es sincero. Aunque jamás se avergonzaría de estar enamorado del rubio, no deseaba causar más revuelo del que ya habían hecho. Entonces, permanecieron en sus asientos mientras sus amigos prometían regresar luego de comprar algunas cosas, entendiendo su punto al permanecer fuera de los lugares con multitud.
Y luego de unos minutos mentalizándose, había tomado el valor para hacer la maldita pregunta. Ellos debían charlar sobre eso, lo sabía.
—¿De qué hablas? —Katsuki fingió demencia.
—Ya sabes, la nota —frunció el ceño—. Todos vimos a Camie colocándola en tu pupitre.
Katsuki suspiró. No le ha dado un vistazo al tonto papel desde que lo recibió, simplemente lo guardó en sus bolsillos despreocupadamente. No había estado seguro de qué hacer, pensaba en ver su contenido en casa, cuando sus amigos no se encontraran alrededor de él, pero sus planes fallaron. No estaba siendo justo con el pelirrojo, tal vez, pero no quería involucrarlo con esa arpía irritante. Se resignó, tomando el trozo de papel rasgado de manera desprolija. Inmediatamente el contrario acortó la distancia, para fijar su mirada sobre la nota en las manos del rubio. Finalmente la abrió, encontrándose con... nada, en lo absoluto.
—Bueno, eso es de alguna manera decepcionante, pero me alegra que no tuviese una especie de amenaza o algo así. —Kirishima rió nervioso.
Katsuki gruñó con molestia, arrugando el pequeño papel hasta convertirlo en una bola y arrojarlo a algún sitio del suelo. ¿Qué es lo que pretendía Camie? Pensándolo,
un silencio ahogó el ambiente. Eijirou quería hablar con Katsuki sobre lo que estaba pasando, pero era difícil tomar el primer paso aunque sabía que el rubio no lo haría por él. Asegura que su novio ha estado tan molesto con la muchacha que ni siquiera pensó en ellos, pero no lo asegura. Nunca lo sabrá si no charla con el contrario sobre ello, claro. Carraspea, a pesar de que Katsuki sigue observando el trozo de papel como si pudiera reducirlo a cenizas con su sola mirada fulminante.—Lamento que todo el mundo sepa sobre nosotros ahora —dijo, no sabe cómo sacar el tema a colación de otra manera.
Ha estado pensándolo demasiado. Cosas como que Katsuki jamás querría saber algo sobre él ahora que toda la escuela se encontraba enterada de su relación. Sabía que eso era una molestia para el rubio, Kirishima no quería ser una molestia.
—No es tu culpa —escupió en respuesta—. Todo se debe a esa perra entrometida —bufó, sobresaltando al contrario—. ¡Voy a matarla!
Eijirou hizo una mueca de decepción cuando su novio desapareció por los pasillos, la conversación había sido demasiado corta para su gusto. Y cuando intentó seguir a Katsuki, sin querer rendirse, él se encontraba maldiciendo a quien interfiriera en el camino, mientras todos dirigían su mirada a él y luego a Kirishima. No había sido nada masculino intimidarse por los ojos curiosos, pero son los hechos de la situación. Volvió a su pupitre cabizbajo a esperar que el descanso finalice.
Katsuki caminó entre fuertes pisotones por los pasillos, gruñendo a quien se atreviese a mirarlo de mala manera. No se había dado cuenta de la charla que dejó a medias con su novio, se encontraba rojo de la rabia. Casi automáticamente se dirigió hacia la azotea, subiendo los escalones de dos en dos, en donde pudo gritar y golpear el suelo cuánto quisiera sin que ningún profesor le diese una charla sobre el control de la ira. Se descargó hasta que se quedó satisfecho y se sentó en el suelo, recuperando el aliento. Probablemente le dolería la garganta al día siguiente, maldición.
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» Iridiscencia | Bakushima.
ФанфикSu familia apenas llegó al vecindario, lo que significa; nueva casa, nuevas personas, nuevo jardín al cual destruir durante las siestas de papá y nuevos amigos (aunque Katsuki prefiere llamarlos súbditos), ah, y un primer amor. Alerta de fluff, poco...