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Pov Yesha:

-¿Entonces puede empezar mañana mismo?

-Sí, no hay problema, esta noche tomo el avión y antes del ensayo siquiera, ya estaré ahí.

-Muy bien, entonces la esperamos. Hasta luego.

-Hasta luego y muchas gracias.

Cuelgo el teléfono y miro de reojo a mi mejor amiga Anya que me observa con una sonrisa tan grande que amenaza con romperle la piel de la cara.

-¿Y bien? ¿Por tu charla debo suponer que conseguiste el trabajo?

La miro un instante en silencio, solo para alargar un poco la expectativa y ponerla más nerviosa, a lo que ella me sacude impaciente en busca de una respuesta.

-¡Dimeeeeeeee!

-Sí, sí, sí Anya, sí me lo dieron, pero no podré ir si me matas mujer, así que cálmate antes de que me zafes un brazo de su lugar y no pueda trabajar.

-Lo siento.

Como si quemara, Anya me pone en libertad y se cruza de brazos tras su espalda con una sonrisita inocente de "yo no rompo un plato", cosa que ambas sabemos que no es verdad en absoluto.

-Bueno, entonces los vas a conocer.

-Síp.

-No puedo creerlo, esto tiene que ser un sueño, vas a conocer a los cinco músicos más increíbles de la historia.

-Tampoco es para tanto.

-¡¿Que no lo es dices?! Pero, ¿tú los has visto? Están para el crimen, todos ellos. Yo les doy a los cinco y no precisamente consejos.

-Aveces me asustas, ¿te lo había dicho?

-Un par de veces, no es nada que no sepa. ¿Y qué es lo que vas a hacer exactamente?

Mientras mi loca amiga me interroga, yo me dedico a guardar lo que voy a necesitar en una valija y a enviarle un mensaje a mi padre para que me llame lo antes posible.

-Se supone que voy a ser su vestuarista y maquillista; por lo que me dijo el que me llamó, les encantaron mis diseños y "me pidieron en específico".

-Wow, eso es genial.

Ella da saltitos como colegiala emocionada y yo no puedo menos que poner los ojos en blanco, parece mentira que tiene veinticuatro años y es fotógrafa profesional. Por como se está comportando, parece una fan enloquecida, de esas que gritan y chillan como desaforadas cuando sus ídolos pasan frente a ellas. Está bien que estamos hablando de los integrantes de su banda favorita, lo entiendo, secretamente también estoy emocionada porque (al igual que a ella, pero más delicadamente) su música me gusta, mas eso no quiere decir que me voy a poner como una enloquecida a correr como el correcaminos por la casa, gritando a todo pulmón, que conseguí el trabajo que, según Anya, miles de chicas (y algunos chicos) desearían poder tener.

Mi teléfono suena, cortando la catarata verbal de mi amiga, a la cual no le estaba prestando ni la más mínima atención puesto que es más de lo mismo que me ha estado diciendo en la última semana, y me acerco a él, viendo el nombre "PAPÁ" en la pantalla en el nombre del contacto de la llamada entrante. Eso fue rápido, debe de estar en un descanso. Atiendo.

-Hola pa.

-Hola cariño, ¿cómo anda mi pequeña princesa?

-Papá ya te he dicho que no me digas así, ya no tengo cinco años, tengo veinticinco.

-Lo sé, pero eso no quita que siempre serás mi princesa. Y dime, ¿en qué puedo ayudarte?

-No estás ocupado, ¿no? No quiero interrumpirte si estás en una junta, puede ser más tarde.

Melodía de Muerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora